Esmeralda Banacloy Martínez

Fisioterapeuta

Autora de: Libro Diatermia Capacitiva y Resistiva y Cursos Online de Therapy Global Solutions

DIATERMIA EN EL TRATAMIENTO DEL TENNIS LEG. NEUROMODULACIÓN.

La lesión denominada pierna de tenista es percibida por el paciente como un dolor abrupto, intenso e invalidante, localizado en la cara interna de la pantorrilla, tal es así que comúnmente se le conoce como signo de la pedrada. La molestia es tan aguda que interfiere de inmediato en la capacidad de movimiento, quedando restringida desde el primer instante. Si este tipo de lesión no se trata adecuadamente es causa de múltiples recidivas, pudiendo llegar a impedir la práctica de la actividad deportiva.

El tennis leg es una rotura de fibras musculares, generalmente ubicada en la unión miotendinosa del gemelo interno, no reviste una gravedad considerable, salvo que nos enfrentemos a una rotura completa o a un síndrome compartimental, en todos los casos resulta una patología muy dolorosa. La clínica aporta los datos suficientes para el diagnóstico que se confirma por ecografía o resonancia magnética nuclear, estas pruebas de imagen junto con los RX nos permiten descartar toda una serie de patologías que pueden cursar de inicio con síntomas similares.

Cuando se rompen las fibras del tejido muscular, se produce un hematoma  interfascial entre el gemelo y el sóleo, que supondrá una afectación en mayor o menor grado dependiendo de su extensión. Esta lesión es más común en estados de agotamiento crónico, o durante una arrancada, salto o una contracción repentina del gemelo al pasar de una extensión de rodilla y tobillo a una flexión de estos, gesto típico del tenista al realizar un servicio.

Tennis leg o síndrome de la pedrada es una patología que puede producirse en deportes como el voleibol, tenis, futbol, baloncesto, en resumen: todos aquellos que exigen aceleraciones, cambios de dirección y paradas bruscas en la posición que hemos mencionado.

En principio el tratamiento de elección es el conservador, dejando la intervención quirúrgica para aquellos casos en los que la limitación funcional sea muy importante o no haya forma de eliminar el hematoma.

Cuando la lesión no es muy extensa el reposo relativo y la aplicación de frío suelen ser suficientes para lograr una recuperación. En los casos graves con una rotura fibrilar extensa, la aplicación de vendaje funcional compresivo implica una inmovilización más severa, que oscilará entre 3 y 7 días, y su finalidad es doble, por un lado, evitar el estasis venoso y por otro favorecer la reabsorción del hematoma, la elevación del miembro y el uso programado de crioterapia continuarán hasta que caminar con muletas se pueda realizar sin molestia alguna.  Si el derrame ha sido muy extenso se recomienda drenarlo. No se debe realizar en la fase inicial ningún tipo de masaje ni terapia manual que implique movilización del tejido lesionado, aunque hay que evitar una inmovilización completa. La cinesiterapia se adaptará a las posibilidades específicas del paciente, comenzando con contracciones isométricas, y siempre evitando cualquier ejercicio activo o pasivo que desencadene dolor.

El uso de la diatermia facilita la pronta resolución del edema inicial, modulando la inflamación y favoreciendo una rápida cicatrización. La aplicación correcta de los modos atérmico, en periodo agudo, y en hipertermia en casos cronificados, nos permite lograr los mejores resultados, evitando recidivas, encapsulamiento de hematomas, cicatrices fibrosadas y adherencias.

Neuromodulación del dolor con Diatermia

La neuromodulación implica el tratamiento con grandes dosis de energía térmica, por ello no podremos usar esta técnica directamente sobre la zona lesionada en periodo agudo.

Sin embargo, ya que nuestro objetivo es lograr una respuesta sensitiva al dolor, podremos tratar el nervio aferente sensitivo a lo largo del recorrido de este o los trigger point en caso de existir, en la mayor parte de los casos con muy buenas expectativas de producir una potente y duradera analgesia.

Usaremos el electrodo resistivo mediano o pequeño sobre la zona en la que el paciente percibe dolor, o en el trayecto del nervio sensitivo aferente, siempre teniendo en cuenta estado de la patología, trabajaremos con la frecuencia más baja a nuestro alcance, y si disponemos de equipos con sistema pulsado usaremos una modulación entre 50 y 100 Hz. Iremos elevando la potencia hasta que nos indique el paciente que siente una sensación térmica elevada, separaremos el electrodo, reduciremos la intensidad entre un 5-10% y volveremos a aplicar el electrodo manteniéndolo fijo en la zona, así hasta tres veces en un periodo aproximado de cinco minutos. Tras este particular tipo de tratamiento observaremos que el paciente nos relata que se encuentra mucho mejor, el dolor se reduce e incluso llega a desaparecer. Podemos repetir este tipo de aplicación en varios puntos si el paciente nos indica más de una zona en la que siente molestias.

 

TRATAMIENTO CON DIATERMIA

Comenzaremos la aplicación de diatermia  una vez haya pasado el riesgo de sangrado de 2 a 5 días tras la lesión. El objetivo en estas fases iniciales de tratamiento es incrementar  moderadamente la vascularización  por lo que trabajaremos con muy bajas dosis de energía, para modular la inflamación, favorecer la activación celular,  y disminuir tanto el edema como el dolor. Recomendamos trabajar la movilidad siempre que el paciente no experimente dolor,  realizando estiramientos suaves y pidiéndole al paciente que realice contracciones isómetricas durante la sesión de tratamiento y luego en su domicilio.

Aplicación de los electrodos con la modalidad capacitiva:  trataremos con el electrodo capacitivo fundamentalmente la musculatura posterior de la pantorrilla, sobre el lugar específico en que se observa el edema (ecografía u otros medios de imagen), nos extenderemos a zonas próximas para lograr una relajación efectiva, incluso a musculatura isquiotibial y cuádriceps si se encuentran hipertónicas.

Al aplicar la modalidad capacitiva en el tríceps sural disminuirá la tanto el dolor a nivel molecular como compartimental, ya que al aumentar ligeramente la circulación de retorno hemolinfática ayudaremos a acelerar la evacuación del edema. Recomendamos utilizar el electrodo mediano o el grande y realizar desplazamientos longitudinales siguiendo la dirección de las fibras musculares y evitando realizar en fases iniciales una presión excesiva. Una vez superado el periodo subagudo podemos comenzar el tratamiento con la modalidad capacitiva a intensidades superiores, con el objetivo de lograr una reparación y remodelación del tejido dañado, estimulamos la actividad muscular, inhibimos la fibrogénesis al tiempo que provocamos una relajación del resto de la musculatura, que redundará en una mejor recuperación y disminuirá el riesgo de sufrir una mala cicatrización y futuras recidivas.

Colocación de la placa pasiva:

  • Cuando el objetivo esencial es el logro de analgesia colocaremos la placa de retorno lo más próxima posible a las raíces nerviosas del dermatoma, utilizando una geometría longitudinal larga, la corriente recorrerá todo el tejido nervioso aferente y con ello lograremos una modulación efectiva que elevará el umbral doloroso.
  • Cuando el objetivo es lograr la relajación muscular o la regeneración del tejido dañado colocaremos la placa más próxima a la aplicación del electrodo, utilizando una geometría transversal y situando el paciente en decúbito lateral, o bien una geometría longitudinal más corta, con el paciente de decúbito prono y la placa en cuádriceps.

Tiempo de tratamiento: aproximadamente 15 minutos.

Intensidad: si lo que queremos es disminuir el edema, producir un efecto bioestimulante y tratar el dolor trabajaremos con potencias bajas, buscando una sensación térmica suave (Grado I- II), el paciente percibirá el calor como muy agradable.

Cuando lo que buscamos es preparar la musculatura para los ejercicios de carga o realizar un tratamiento previo a la utilización de las herramientas miofasciales, buscamos aumentar la temperatura un par de grados, para vascularizar el tejido y oxigenarlo.

En el caso de pretender una relajación muscular programaremos el equipo con potencias medias-altas, para que el paciente experimente una sensación térmica elevada (Grado III), pero nunca molesta.

Frecuencia: elegiremos una u otra frecuencia en función de la profundidad en la que deseamos obtener la mayor eficacia.

  • 400 – 500 KHz como frecuencia estándar.

Aplicación de los electrodos con la modalidad resistiva: esta modalidad de aplicación está orientada a elevar la temperatura del tejido conjuntivo: ligamentos, fascias, tendones, cicatrices fibrosadas, hematomas encapsulados. El objeto al incrementar la hiperemia es estimular la vascularización de estos tejidos, favoreciendo el drenaje de los catabolitos y produciendo un efecto bioestimulante de los fibroblastos para acelerar la generación y remodelación tisular.

La aplicación de la técnica resistiva nos permite dejarla fija sobre una zona y pone a nuestra disposición la posibilidad de combinarla con movilizaciones activas, pasivas o asistidas de tobillo, además de estiramientos suaves musculares y tendinosos, sin producir dolor. Por otro lado, en aquellos casos en los que nos encontramos con una cicatriz fibrosada, con adherencias entre distintos planos miofasciales o con hematomas encapsulados, el potente efecto fibrinolítico de la modalidad resistiva nos ayudará a mejorar la elasticidad y movilidad de tejido cicatricial.

Utilizaremos el electrodo resistivo clásico de tamaño mediano o las fascias tools, para trabajar en la unión miotendinosa, el tendón de Aquiles, zonas densificadas, con limitación de la movilidad y entesis, con el objetivo de mejorar la viscoelasticidad de los tejidos tratados y rango de movilidad.

Si nuestro equipo de diatermia dispone de electrodos resistivos automáticos podemos aplicarlos tanto en la fase proliferativa, durante los ejercicios isométricos e isotónicos (concéntricos y excéntricos), como en la fase de reparación y remodelación tisular donde trabajaremos tanto el aumento de fuerza muscular, estiramientos, control motor y trabajo específico para que el deportista vuelva lo más pronto posible a la práctica deportiva.

Colocación de la placa pasiva: lo recomendado es aplicar una geometría longitudinal larga, colocando la placa en cuádriceps.

Tiempo de tratamiento: de 8-9 minutos.

Intensidad: trabajaremos con potencias medias-altas, buscando una sensación térmica moderada al trabajar con los electrodos resistivos miofasciales y moderada-alta con los clásicos, grado II-III.

Frecuencia: en la mayoría de los tratamientos musculoesqueléticos se recomienda trabajar con frecuencias bajas.

  • Entre 400 y 500 KHz

Somos especialistas en Diatermia-Radiofrecuencia-Tecarterapia.

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Esmeralda Banacloy Fisioterapeuta: 677.47.20.37

 

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