Esmeralda Banacloy

Fisioterapeuta. 

Autora de los libros:

Diatermia Capacitiva y Resistiva. La Excelencia en electroterapia

El arte de la Diatermia/Radiofrecuencia. Creando Belleza y Funcionalidad

Diatermia Musculoesquelética. Conceptos y aplicaciones clínicas

Diatermia Tecarterapia avanzada en patología neuromusculoesquelética

 

DIATERMIA EN EL SÍNDROME GENITOURINARIO FEMENINO

El síndrome genitourinario (antes conocido como atrofia vulvovaginal) es una afección crónica que afecta a más del 50% de las mujeres, especialmente en la etapa posmenopáusica, debido a la disminución de estrógenos y otros cambios hormonales. Este síndrome puede perturbar significativamente la calidad de vida, generando disfunciones sexuales, dolor pélvico crónico y trastornos urinarios. En este artículo, se abordarán las causas, factores predisponentes, su relación con la menopausia, manifestaciones clínicas y opciones terapéuticas.

La causa principal del síndrome genitourinario es la disminución de estrógenos durante la menopausia

. Sin embargo, puede tener múltiples causas que incluyen: cambios hormonales, envejecimiento, factores infecciosos y autoinmunes, factores mecánicos y estructurales, factores metabólicos y neurológicos, estilo de vida y hábitos, factores psicológicos y emocionales.

La clínica es insidiosa y puede variar en intensidad con una afectación progresiva debido a los cambios histológicos y morfológicos dando lugar a síntomas genitales, urinarios y sexuales:

Sequedad, irritación, ardor y prurito vaginal

Debilitamiento de los músculos y alteraciones en la inervación

Dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales).

Disminución del deseo sexual.

Dificultades para alcanzar el orgasmo

Incontinencia urinaria (de esfuerzo y de urgencia)

Infecciones urinarias recurrentes

Urgencia y frecuencia urinaria aumentada

Dolor pélvico crónico

Factores Predisponentes

Si bien la menopausia es el principal desencadenante, existen otros factores que pueden contribuir a su desarrollo:

Tabaquismo

Sedentarismo

Partos vaginales

Cirugías ginecológicas previas

Factores psicológicos

El diagnóstico del síndrome genitourinario es clínico y se basa en la historia del paciente y un examen ginecológico detallado. Algunas pruebas complementarias pueden incluir:

  • Análisis del pH vaginal
  • Evaluación del grosor del epitelio vaginal mediante ecografía
  • Estudios urodinámicos en casos de incontinencia urinaria

Como ya hemos mencionado el síndrome genitourinario es una afección multifactorial. Su abordaje requiere un enfoque integral y multidisciplinario que combine opciones médicas y fisioterapéuticas para abordar tanto las causas hormonales como estructurales y metabólicas, con la finalidad de restaurar la salud urogenital, mejorar la función sexual y reducir el dolor pélvico crónico. La educación y el acompañamiento terapéutico son clave para ayudar a las mujeres en esta etapa de su vida, promoviendo su bienestar y calidad de vida.

El tratamiento del síndrome genitourinario tiene como objetivo mejorar los síntomas y restaurar la calidad de vida de las mujeres. Algunas estrategias incluyen:

Terapia hormonal: uso de estrógenos locales (cremas, anillos, óvulos) para revertir la atrofia vaginal, mejorar la lubricación y restaurar la funcionalidad de los tejidos.

Lubricantes y humectantes vaginales: para mujeres que no pueden usar estrógenos, los humectantes vaginales y lubricantes a base de agua o siliconas pueden aliviar la sequedad y mejorar la comodidad en las relaciones sexuales. Esto no solo facilita una experiencia más placentera, sino que también reduce el riesgo de microlesiones en la mucosa vaginal.

Hidratación y regeneración tisular: para contrarrestar la sequedad y mejorar la elasticidad de la piel, es recomendable el uso de productos hidratantes diseñados específicamente para la zona vulvar. Ingredientes como el ácido hialurónico, el aceite de rosa mosqueta o la centella asiática ayudan a retener la humedad y estimular la regeneración celular, proporcionando confort y protección frente a irritaciones.

Higiene respetuosa con la microbiota vaginal: la microbiota vaginal cumple una función protectora esencial. Para mantener su equilibrio, se recomienda utilizar geles de aseo suaves, sin perfumes ni agentes irritantes, que respeten el pH fisiológico. Además, el uso de probióticos vaginales puede ser beneficioso para reforzar las defensas naturales y prevenir infecciones.

Uso de aceites reparadores y calmantes: incorporar en la rutina de cuidado productos naturales con propiedades regeneradoras, como el aceite de caléndula o el aloe vera, puede aportar alivio y mejorar la resistencia de la piel vulvar ante agentes externos o cambios hormonales.

Láser vaginal: estimula la producción de colágeno y elastina, favoreciendo la regeneración del tejido vaginal.

Medicación para el dolor neuropático: como antidepresivos tricíclicos o anticonvulsivantes para aliviar el dolor crónico.

Modificación de Estilos de Vida: la hidratación adecuada, una dieta equilibrada y la actividad física pueden contribuir a la salud del suelo pélvico y reducir los síntomas urinarios.

Tratamientos Fisioterapéuticos

La fisioterapia del suelo pélvico es una opción altamente efectiva para el manejo del síndrome genitourinario, el dolor pélvico y las disfunciones sexuales:

Ejercicios de fortalecimiento y relajación del suelo pélvico: mejoran el tono muscular y la elasticidad de la vagina.

Terapia manual miofascial: masajes perineales, estiramientos locales en la región afectada, neuromodulación del esfínter para inhibir su contracción excesiva, reeducación postural y del complejo glúteo-anal.

Electroestimulación y biofeedback: técnicas para mejorar la conciencia corporal y el control muscular del suelo pélvico. Potenciación muscular y analgesia.

Terapia con dilatadores vaginales: indicada en casos de dispareunia severa para facilitar la elasticidad y la tolerancia al coito.

Neuromodulación del tibial posterior para disminuir el dolor y regular las funciones neurológicas.

Láser vaginal: para vaporizar el tejido vaginal viejo y estimular la producción de colágeno y elastina, favoreciendo la regeneración del tejido vaginal.

Diatermia/Radiofrecuencia: la diatermia capacitiva y resistiva se recomienda en el síndrome genitourinario debido a sus efectos fisiológicos en los tejidos, que ayudan a mejorar la función del suelo pélvico y a aliviar síntomas relacionados con la atrofia y disfunción de la musculatura perineal.

Recomendaciones domiciliarias: automasaje, uso de vibradores vulvares y clitoridianos con lubricantes, ejercicios de contracción y relajación, dilatadores vaginales, vitamina D y E, probióticos vaginales

APLICACIÓN DE LA DIATERMIA EN EL TRATAMIENTO DEL SÍNDROME GENITOURINARIO

Objetivos terapéuticos

Alivio del dolor y la inflamación crónica en la zona genitourinaria, mejorando la funcionalidad y el confort de la paciente.

Fortalecimiento del suelo pélvico: mejorar la fuerza y la tonicidad del suelo pélvico para prevenir incontinencia.

Estimulación del colágeno y elastina: la activación de los fibroblastos promueve la producción de colágeno y elastina, mejorando la firmeza y elasticidad de los tejidos vaginales y del suelo pélvico.

Aumento de la vascularización: El calor generado favorece la circulación sanguínea en la zona tratada, mejorando la oxigenación y nutrición celular. Esto contribuye a una mayor regeneración de los tejidos atrofiados.

Relajación muscular: aliviar el espasmo muscular en la región genitourinaria y perineal.

Reeducación neuromuscular: ayudar a reeducar las funciones neuromusculares del esfínter y del detrusor.

Normalización de las deposiciones: se recomienda el consumo de al menos 30 gramos de fibra diarios, hidratación adecuada y baños de asiento con agua templada.

Modificar, en la medida de lo posible, factores que puedan desencadenar el dolor.

Prevención de Infecciones: reducir el riesgo de infecciones urinarias al mejorar la higiene y la funcionalidad. Evitar prácticas que aumente la probabilidad de infecciones, como la obstrucción urinaria.

Protocolo recomendado para la aplicación de la diatermia

1. Evaluación previa

Historia clínica completa, incluyendo síntomas, duración del dolor, factores desencadenantes, para identificar patologías asociadas y posibles contraindicaciones.

Examen físico y palpación de región pélvica y genitourinaria para valorar el tono muscular y la sensibilidad, identificando zonas de tensión y/o dolor.

Diagnóstico diferencial. Identificación de posibles causas subyacentes, como miomas uterinos, infecciones urinarias, desgarros musculares, etc. Realización de pruebas complementarias si es necesario (ecografía, análisis).

Cuestionarios de calidad de vida y de síntomas (como el ICIQ-SF para incontinencia urinaria o el FSFI para disfunción sexual femenina).

2. Selección de la modalidad

Capacitiva: Indicado para tejidos bien irrigados y/o con alta concentración de agua, como la mucosa vaginal y la musculatura del suelo pélvico. Se emplea en casos de atrofia vaginal, hipotonía muscular leve y trastornos vasculares superficiales. Produce un efecto bioestimulante y mejora la hidratación de los tejidos.

Resistiva: Indicado para tejidos con mayor resistencia al paso de la corriente, como la fascia pelviana, dolor miofascial, trigger point, neuropatía, fibrosis. Favorece la regeneración del tejido conectivo. Se recomienda combinar su aplicación con la terapia manual/miofascial.

3. Aplicación con diatermia

Posición del paciente: decúbito supino con las rodillas ligeramente flexionadas.

Preparación de la piel: limpiaremos la piel de la paciente con una gasa humedecida con agua y extenderemos la crema de radiofrecuencia por toda la zona de tratamiento. Lubricante en sobre el cubresondas, en la zona vaginal y/o vulvar, según donde vayamos a trabajar. En pacientes con atrofia y sequedad vaginal, la mucosa tiende a absorber toda el agua del lubricante, por lo que se precisa aplicar más veces.

Aplicación del electrodo capacitivo:

    • Desplazaremos el electrodo capacitivo de tamaño medio por zona perineal, perivaginal y zona clitoridiana. Si la paciente presenta dolor en zona lumbar o abdominal también podemos aplicar el electrodo capacitivo de forma dinámica sobre estos territorios.
    • Si vamos a utilizar la sonda intracavitaria aplicaremos el cubresonda, pondremos el lubricante íntimo y procederemos a su inserción. Trabajaremos realizando movimientos suaves anteroposteriores y rotacionales. Podemos ayudarnos de la sonda para realizar estiramientos de zonas con limitación de la movilidad.
    • Situaremos la placa de retorno en zona lumbosacra cuando trabajemos con intracavitarios o en la zona de periné y abdomen. En la zona abdominal baja cuando trabajemos en la espalda.

Aplicación resistiva:

    • Para el tratamiento del núcleo fibroso, sobre trigger point o cuando realicemos terapia manual de tracción-distensión, contracción/relajación del suelo pélvico (primero con un dedo y luego con dos, siempre sin dolor), en cuyo caso realizaremos una aplicación estática en la zona del pubis.
    • Placa en zona suprapúbica cuando trabajemos zona glútea y lumbosacra. En sacro cuando trabajemos sobre el pubis o zona perineal.

4. Parámetros técnicos

Frecuencia: 448 – 700KHz

Intensidad: si buscamos un efecto bioestimulante trabajaremos con sensaciones térmicas muy suaves Grado II, podemos aplicar un programa especial pulsado para trabajar con mayor potencia sin elevar demasiado la temperatura. Si buscamos un efecto tensor de las fibras de colágeno deberemos trabajar extracavitario con sensaciones térmicas elevadas, grado III. Para el tratamiento extracavitario de contracturas musculares buscaremos que la paciente perciba una sensación de calor intenso; pero nunca molesto. Lo mismo si trabajamos extracavitario con resistivo, tanto para tratar reducción de la movilidad, bandas tensas y puntos trigger.

Duración: la duración total de la sesión será de 20 – 30 minutos, dependiendo de la extensión de la zona de tratamiento. Unos 10 minutos de capacitiva y 15 de resistiva aproximadamente.

Frecuencia de sesiones: Inicialmente, de una a dos veces a la semana durante 6-8 semanas hasta que se mejoren los síntomas, entonces iremos reduciendo la frecuencia a una sesión cada 15 días, hasta realizar sesiones de mantenimiento/seguimiento de 1 al mes.

5. Precauciones y contraindicaciones

Como experta en electroterapia y con un enfoque en la seguridad y la eficacia de nuestros tratamientos, es crucial que comprendamos a fondo las contraindicaciones de la diatermia capacitiva y resistiva, especialmente cuando se aplican en un área tan delicada y compleja como el suelo pélvico. Es fundamental que, antes de emplear cualquier modalidad de diatermia en esta región, realicemos una evaluación exhaustiva del paciente para identificar posibles riesgos y asegurar una intervención segura y beneficiosa.

Contraindicaciones generales para la diatermia capacitiva y resistiva en suelo pélvico:

Estas contraindicaciones aplican a ambas modalidades, ya que comparten principios fundamentales de generación de calor en los tejidos.

Embarazo: absolutamente contraindicado en cualquier trimestre del embarazo. Debemos ser extremadamente cautelosos y siempre preguntar sobre la posibilidad de embarazo antes de aplicar diatermia.

Portadores de marcapasos o desfibriladores: la energía electromagnética de la diatermia puede interferir con el funcionamiento de estos dispositivos electrónicos implantados, poniendo en riesgo la salud del paciente. Es imperativo indagar sobre la presencia de estos dispositivos.

Implantes metálicos en el área de tratamiento: la presencia de implantes metálicos significativos en el área de tratamiento, tanto para diatermia capacitiva como resistiva, es siempre una contraindicación. Si existen implantes, se debe evaluar cuidadosamente su ubicación y extensión, y en muchos casos, optar por otras modalidades terapéuticas. Hay que evitar que la corriente atraviese la zona donde está situado el implante.

Tumores malignos o sospecha de malignidad en la zona de tratamiento: la diatermia está contraindicada en áreas con tumores malignos conocidos o sospechosos. El calor puede estimular el crecimiento celular y la vascularización, lo cual podría ser perjudicial en presencia de células cancerosas.

Infecciones activas o procesos sépticos en la zona pélvica: la diatermia puede exacerbar procesos infecciosos. Es importante tratar cualquier infección activa antes de considerar la diatermia. En procesos sépticos, la diseminación de la infección es un riesgo importante.

Alteraciones de la sensibilidad térmica en la zona a tratar: pacientes con neuropatías, diabetes con compromiso sensitivo, o cualquier condición que disminuya la percepción de calor, tienen un mayor riesgo de quemaduras, ya que no podrán proporcionar retroalimentación precisa sobre el nivel de calor durante la aplicación.

Problemas de coagulación o tratamiento anticoagulante activo: la diatermia puede aumentar el flujo sanguíneo local. En pacientes con trastornos de coagulación o bajo tratamiento anticoagulante, esto podría incrementar el riesgo de hematomas o sangrado.

Tromboflebitis o trombosis venosa profunda (TVP) activa en la zona pélvica o extremidades inferiores: el aumento del flujo sanguíneo podría desprender un trombo y causar una embolia. Es una contraindicación absoluta hasta que se descarte o se trate adecuadamente la trombosis.

Dermatitis, heridas abiertas, o lesiones cutáneas en el área de aplicación: la diatermia no debe aplicarse sobre piel no íntegra. La piel lesionada es más susceptible a quemaduras e irritación. Se debe asegurar la integridad de la piel antes del tratamiento.

Estados febriles: la diatermia está contraindicada en pacientes con fiebre, ya que podría aumentar aún más la temperatura corporal y empeorar el estado general.

Menstruación abundante (menorragia): aunque no es una contraindicación absoluta, en casos de menorragia, se recomienda precaución ya que el aumento del flujo sanguíneo pélvico podría intensificar el sangrado menstrual. Es preferible evitar la diatermia durante los días de mayor sangrado.

Contraindicaciones relativas y precauciones específicas para la diatermia en suelo pélvico:

Sensibilidad cutánea aumentada: el suelo pélvico, en algunas pacientes, puede presentar una mayor sensibilidad cutánea. Se debe iniciar el tratamiento con baja intensidad y aumentar gradualmente, monitorizando la respuesta del paciente para evitar molestias o quemaduras superficiales.

Procesos inflamatorios superficiales leves: en casos de inflamación superficial muy leve, se debe ser cauteloso. Si bien la diatermia puede tener efectos antiinflamatorios, en una fase muy aguda o si la inflamación superficial es significativa, podría exacerbar inicialmente los síntomas. Evaluar cuidadosamente y usar con precaución.

Disfunciones del suelo pélvico con hipertonía marcada: en algunos casos de hipertonía del suelo pélvico, especialmente si hay dolor asociado, la aplicación de la diatermia resistiva podría inicialmente producir una sensación de presión dolorosa/ardor/escozor en algunos pacientes. En estos casos, debemos bajar la intensidad hasta que el paciente refiera que las molestias han desaparecido.

Procesos inflamatorios crónicos y profundos (ej. endometriosis, enfermedad inflamatoria pélvica – EIP en fase no aguda): si bien la diatermia resistiva se utiliza en algunos casos para el manejo del dolor pélvico crónico asociado a estas afecciones, se debe tener precaución. En fases no agudas, puede ser beneficiosa, pero si trabajamos con potencias elevadas en fases inflamatorias más activas, podría exacerbar los síntomas. Es fundamental evaluar la fase de la enfermedad y la respuesta individual del paciente.

Varices pélvicas significativas: la diatermia puede aumentar el flujo sanguíneo pélvico. En pacientes con varices pélvicas importantes, podría generar congestión y dolor. Se debe valorar el grado de varices y ajustar los parámetros o considerar otras opciones terapéuticas.

Adherencias pélvicas postquirúrgicas (tempranas): en el postoperatorio temprano, la diatermia hipertérmica podría ser contraproducente en presencia de adherencias recientes, potencialmente incrementando la inflamación o el dolor. En fases más tardías, podría ser útil para movilizar tejidos, pero se debe evaluar cuidadosamente el tiempo postoperatorio y la respuesta del paciente.

Comprender las contraindicaciones de la diatermia en el suelo pélvico, y actuar en consecuencia, es una muestra de profesionalismo y responsabilidad en el cuidado de nuestros pacientes.

 

6. Resultados esperados

Reducción del dolor y mejora de la calidad de vida.

Aumento de la vascularización y mejora de la hidratación de los tejidos.

Fortalecimiento del suelo pélvico y mejora del control urinario.

Recuperación de la elasticidad y tono muscular.

Disminución de síntomas como sequedad vaginal, dispareunia o urgencia urinaria.

 

7. Seguimiento

Reevaluación mensual mediante cuestionarios y exploración física.

Registro de la evolución sintomática y ajustes en el protocolo si es necesario.

Recomendación de ejercicios complementarios para potenciar los efectos del tratamiento (ejercicios de Kegel, entrenamiento miofascial, hipopresivos).

 

*Es importante recordar que esta información es solo para fines informativos y no debe considerarse como un sustituto del consejo médico profesional.*

Somos especialistas en Diatermia-Radiofrecuencia-Tecarterapia. Si quieres asesoramiento en equipos o formación contacta con nosotros.

Esmeralda Banacloy. Fisioterapeuta: 677.47.20.37

 

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