CARACTERÍSTICAS Y AVANCES EN DIATERMIA / RADIOFRECUENCIA – SISTEMAS PULSADOS Y TRATAMIENTOS ATÉRMICOS

Realizar aplicaciones de Diatermia en “atermia” nos permite obtener excelentes resultados en el tratamiento del dolor en todo tipo de síndromes inflamatorios y en general cuando tratemos patología en estado agudo. De igual modo ocurre en el campo estético y dermatofuncional, por ejemplo, en el tratamiento de telangiectasias, cuperosis, procesos postquirúrgicos, etc. con grandes posibilidades de tener éxito, que de otro modo resultarían imposibles.

Así que es un requisito indispensable que nuestro equipo permita comenzar el tratamiento desde el 1% de su potencia, y que podamos subirla punto a punto, para lograr lo más parecido a una atermia real. Si, además, el software de nuestro equipo incluye un programa atérmico y otro de pulsados, pues mucho mejor, ya que esto nos facilita el trabajo.

En Diatermia desde que su creador Richard Von Zeyneck puso en marcha el primer equipo operativo, con una sola frecuencia hace ya 118 años, se han ido produciendo múltiples avances tanto en el software como en el hardware de los equipos.

Afortunadamente cada vez quedan menos diatermias con solo modalidad capacitiva, resistiva y una frecuencia. Conforme mejora la formación de los profesionales del mundo terapéutico y estético aumenta el nivel de exigencia que se tiene en cuanto a las características que deben reunir los equipos de diatermia – radiofrecuencia, sin ni siquiera considerarlas un extra, en aras de obtener mejores resultados, así como de disponer de una flexibilidad en las opciones del tratamiento, que nos permita adaptarnos específicamente a las necesidades de nuestros pacientes – clientes.

Ya hemos hablado de las ventajas que supone que nuestro equipo disponga de multifrecuencia, calibración y control dinámico de impedancia. Vamos a extendernos ahora en un aspecto esencial del que no todos los equipos actuales disponen, aunque debieran hacerlo: la posibilidad de realizar un tratamiento ATÉRMICO, bien realizándolo a través de un programa libre de forma manual, por medio de un programa específico atérmico, que algunos equipos incluyen en su software, o utilizando un programa especial de emisión PULSADA.

Los equipos más avanzados disponen de ambos programas especiales: atérmico y pulsados. Pasamos a describirlos.

TRATAMIENTO ATÉRMICO EN DIATERMIA

 Existen diversos modos de lograrlo:

  1. Hay equipos que disponen de un programa específico de tratamiento que logra la recuperación de los tejidos, la disminución de la sintomatología y la disminución en los tiempos de recuperación, estimulando la microcirculación, pero sin provocar una elevación perceptible de la temperatura. El incremento de temperatura se produce muy lentamente, sin llegar a provocar una vasodilatación que afecte a la macrocirculación.
  2. Otros, además de facilitar un ascenso lento de la temperatura incorporan al mismo tiempo un sistema pulsado, sobre el que generalmente no tenemos control.
  3. También podemos realizar el tratamiento comenzando de forma manual con potencias muy bajas. Previamente habremos medido la temperatura externa de la zona que vamos a tratar con un termómetro de infrarrojos.

Durante la sesión de tratamiento le iremos preguntando al paciente si percibe algún incremento de la sensación térmica, a lo cual él debería responder que no. De cualquier forma, para asegurarnos que seguimos en el rango atérmico comprobaremos varias veces a lo largo del tratamiento la temperatura con nuestro termómetro de infrarrojos, consideramos que estamos dentro del tratamiento atérmico si la temperatura inicial se eleva como mucho un grado o grado y medio.

Si en algún momento el paciente nos indica que comienza a percibir muy levemente un aumento de temperatura lo que debemos hacer es bajar inmediatamente la potencia. En el siguiente ejemplo mostramos cómo a lo largo del tratamiento de una hernia lumbar sube la temperatura de los 35,5ºC iniciales a los 36,6ºC y mientras se mantenga así el tratamiento seguirá considerándose atérmico.

Además, para evitar el ascenso de temperatura, que en ocasiones ocurre pese a trabajar con potencias muy muy bajas, también se puede utilizar un electrodo de mayor diámetro y aplicar una geometría transversal larga, separando más la placa de retorno (también llamada pasiva o neutra) de la zona de tratamiento, ya que a mayor cantidad de tejido tratado más cuesta producir un incremento térmico.

TRATAMIENTO ATÉRMICO UTILIZANDO UN SISTEMA PULSADO

Los sistemas pulsados suelen incorporarse en casi todos los tipos de diatermia, incluso en onda corta o radar – microondas, fundamentalmente porque ayudan a controlar la temperatura de un modo óptimo, especialmente cuando tratamos patologías agudas o telangiectasias – cuperosis.

Poder generar un pulso dentro de la emisión de la corriente diatérmica supone proporcionar al tejido celular un descanso, un periodo de reposo dentro de la aplicación que estamos realizando. La experiencia nos ha proporcionado evidencias acerca de que el tratamiento pulsado es tremendamente eficaz en patologías que cursan con procesos inflamatorios, que generan dolor y en el tratamiento de disfunciones de la microcirculación.

Las diatermias con sistemas pulsados pueden tener diversas gradaciones, por ejemplo: 90, 70, 50 … lo cual nos indica la duración del pulso y del descanso que se produce en la emisión de la corriente. Por lo tanto, un programa pulsado de 90 indica que en cada segundo que trascurre del tiempo, el 90% del tiempo se emite la corriente y un 10% del tiempo hay una pausa, por lo que resultará un tratamiento mucho menos atérmico que uno de 50, ya que tiene tiempos de reposo o pausa más cortos.

El sistema pulsado también nos posibilita trabajar en patologías crónicas con cantidades elevadas de energía, que como se van alternando con tiempos de reposo no producen un incremento importante de la temperatura ni una hiperemia significativa, aunque sí se producirán efectos fisiológicos tales como la restauración del potencial de membrana, disminución del dolor, estimulación del drenaje y la microcirculación y aceleración del intercambio celular de sustancias de desecho y nutrientes.

EJEMPLOS DE APLICACIÓN DEL TRATAMIENTO ATÉRMICO CON DIATERMIA

Vamos a examinar una serie de situaciones en las que disponer de atermia y/o sistema pulsado nos supondrá una ventaja significativa.

  1. Cuperosis, telangiectasias, arañas vasculares. Nos vamos a centrar específicamente en relación con su aparición en la cara, lo que se conoce como cuperosis, aunque de similar manera podemos aplicar el tratamiento cuando estas venas se muestran en otras regiones anatómicas.

La cara es una de las zonas del cuerpo más sensible y al mismo tiempo la más expuesta a agentes externos, tales como la contaminación y el efecto del sol.  Sus efectos se suman y se pueden apreciar notablemente, pudiendo provocar un envejecimiento de esta zona tan delicada y expuesta.

La cuperosis tiene una mayor incidencia en mujeres que en los hombres y supone un inesteticismo, pero es también signo de una disfunción de la microcirculación. Las causas que dan origen a la cuperosis son múltiples, además del sol y de los agentes contaminantes pueden contribuir a su aparición:

  • las altas temperaturas o cambios bruscos térmicos
  • la herencia
  • el avance de la edad
  • el consumo de alcohol y de tabaco
  • el estrés
  • el uso de cosméticos inadecuados y determinados medicamentos
  • sufrir patologías en las que se produzca un incremento de la vasodilatación y la presión arterial.

En el paciente con cuperosis se percibe un incremento del tamaño de los capilares, este aumento de la luz de los vasos hace que estos se tornen visibles.

El aspecto de esas arañas vasculares es como el de las varices, aunque su tamaño es siempre menor y en todo caso no resaltan de la piel como si lo hacer las varices externas. El color varía del rosado al morado y como es de suponer se perciben de forma más notable cuanto más blanca es la piel.

Si existe una tecnología que nos permita mejorar la microcirculación de forma efectiva esa es la Diatermia, siempre y cuando la apliquemos correctamente, ya que, si la usamos según el método tradicional, es decir, buscando alcanzar altas temperaturas, e incluso a temperaturas medias, lo que lograremos en todos los casos será un empeoramiento notable de la cuperosis. Ello es así porque precisamente lograremos lo contrario de lo que se precisa: vasodilatar arteriolas y vénulas a su límite y llenarlas de sangre, por lo que las arañas vasculares se volverán más visibles.

¿Cuál es el tratamiento correcto?, si comprendemos la física de la diatermia y su acción fisiológica en el organismo, el tratamiento es muy sencillo: utilizaremos la modalidad capacitiva, con el electrodo mediano y trabajaremos todo el tiempo en atermia, con lo cual provocaremos un estímulo suficiente como para favorecer la regeneración del tejido afectado, drenando el exceso de líquido, sin provocar extravasación de este.

Debido a la mala formación que aún existe en diatermia no se les presta apenas atención a las aplicaciones atérmicas, que sin embargo tiene un potente efecto en la microcirculación, sin afectar a la macrocirculación apenas, que es justo lo que deseamos.

Los resultados en la mayor parte de los casos son excelentes, nosotros recomendamos realizar al menos tres tratamientos a días alternos y continuar si se verifica una buena evolución.

  1. Procesos inflamatorios. Su aplicación más común se encuentra en el campo de la terapia. Utilizaremos generalmente la diatermia capacitiva cuando además de inflamación exista edema, que es la modalidad que va a favorecer el drenaje. Buscamos trabajar siempre por debajo de la percepción térmica del paciente. La modalidad resistiva actúa fundamentalmente en los tejidos que se resisten al paso de la corriente: hueso, ligamento, tendón, fascia, tejido nervioso, grasa…,

Es preciso aclarar que el término atermia o subtermia es una convención, y es necesario entender qué significa realmente, ya que siempre que utilicemos la diatermia y proporcionemos energía a los tejidos, estos se calentarán en mayor o menor grado, en todos los casos. Así que atermia en realidad significa que seamos capaces de lograr una elevación de temperatura en el tejido tratado muy baja, como ya hemos mencionado apenas un grado o grado y medio, de tal modo que el paciente no sea consciente de su elevación. A partir de que su sistema nervioso le informa que nota calor el tratamiento deja de ser atérmico, por lo que deberemos reducir la intensidad de modo que siga sin ser percibido ese leve incremento de la temperatura.

Comprendiendo lo anterior entendemos por qué no podemos aplicar diatermia ni en atermia a aquellos pacientes que no tienen sensibilidad térmica.

  1. Tratamientos postquirúrgicos. Tras las intervenciones, tanto estéticas como terapéuticas, y siempre que no nos encontremos con prótesis metálicas en la zona de aplicación, podremos utilizar la diatermia atérmica para favorecer el drenaje, ayudar a la cicatrización y reducir el dolor.

Resulta evidente que la atermia con su capacidad de lograr un efectivo drenaje de los tejidos tratados, nos ayudará a reducir tanto el dolor molecular como compartimental, producido por la agresión que sufren los tejidos durante la intervención, como los procesos inflamatorios subsecuentes a esta. Cuando el edema y la inflamación se reducen la presión biomecánica sobre el tejido nociceptor también disminuye y con ello el síntoma dolor, además, el drenaje favorece la eliminación de las cininas, substancias que descargan sobre tejido nervioso como la bradiquinina, serotonina e histamina, entre otras. Conforme su concentración disminuye también lo hace el dolor percibido.

Con estos sencillos ejemplos podemos comprender que el que un equipo de Diatermia incluya un programa atérmico o sistemas pulsados (que facilitan de un modo alternativo el logro de una adecuada atermia), supone una ventaja diferencial frente a equipos que no disponen de esta posibilidad o que empiezan siempre con potencias superiores al 5% de la potencia real del equipo en cuestión.

La Diatermia atérmica es una de las modalidades menos usadas en la actualidad, pero que conforme pasa el tiempo y los profesionales se forman mejor, la aprecian cada vez más por sus excelentes resultados cuando la aplicamos correctamente.

Así que nuestro consejo es que siempre que busques un equipo de diatermia tanto para estética como para terapia, no te dejes deslumbrar por los altos precios y el marketing, sino que mires características que te proporcionen una mayor flexibilidad para adaptarte a cada caso concreto.

Atermia, pulsados, control dinámico de impedancia (evita quemaduras), calibración, multifrecuencia… proporcionan a un equipo ventajas diferenciales sencillas de implementar en las diatermias del siglo XXI.

Nuestra recomendación es que busques siempre aquellos equipos que tengan características que se adapten a tus necesidades específicas con el menor coste posible y todas las garantías.

Somos especialistas en Diatermia-Radiofrecuencia-Tecarterapia. Si quieres asesoramiento en equipos o formación contacta con nosotros. Esmeralda Banacloy Fisioterapeuta: 677.47.20.37

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