Esmeralda Banacloy Martínez

Fisioterapeuta

Autora de: Libro Diatermia Capacitiva y Resistiva y Cursos Online de Therapy Global Solutions

DIATERMIA EN EL TRATAMIENTO DE CICATRICES, MARCAS y QUEMADURAS FACIALES

Las causas que pueden dejar marcas en la piel son múltiples, desde secuelas debidas a traumatismos, cicatrices producidas tras procesos quirúrgicos, diversos tipos de heridas e incluso el acné, es capaz de dejar cicatrices muy pronunciadas y extensas. Si no se recibe el tratamiento adecuado el aspecto de la piel puede verse bastante afectado, llegando a ocasionar problemas de autoestima y en la salud emocional, sobre todo si son en un lugar tan visible como la cara.

La diatermia es una técnica de electroterapia que se muestra especialmente eficaz en el tratamiento de todo tipo de marcas y huellas faciales, cicatrices y quemaduras. Puede ser utilizada de forma exclusiva o como coadyuvante a otras terapias estéticas o tratamientos dermatofuncionales, con la finalidad de incrementar o acelerar los procesos de regeneración cutánea. Cuando la hipertermia  generada por la diatermia se utiliza correctamente acelera el metabolismo tisular y estimula los mecanismos de reparación del propio cuerpo. Tanto es así que, en la mayor parte de las ocasiones, se puede percibir una mejoría en todo tipo de lesiones faciales tras la primera sesión de tratamiento.

Como ya hemos señalado, la diatermia produce unos efectos notables, si además la utilizamos con una serie de productos recetados por el dermatólogo, que colaboren con el proceso de regeneración e hidratación de la piel, y por medio de la termo penetración (mesoterapia virtual) los introducimos en el tejido afectado, conseguiremos una sinergia entre los efectos bioestimulantes que genera la aplicación de la diatermia y los principios activos que esta ayuda a penetrar.

La diatermia produce un aumento de temperatura en el interior del tejido diana, lo cual induce un potente estímulo circulatorio que contribuye a incrementar la capacidad de regeneración del tejido afectado, aportando oxígeno y nutrientes, que favorecerán la mitosis celular.

Por cada grado de elevación de la temperatura la tasa metabólica se incrementa un 13 %, la aplicación de la diatermia nos permite elevar de cuatro a cinco grados cualquier tejido que se encuentre entre el electrodo activo y la placa pasiva con suma facilidad. La membrana celular ve acelerados los intercambios con el líquido intersticial en el que se encuentra inmersa, la bomba de sodio potasio actúa a mayor velocidad, las mitocondrias producen ATP de forma mucho más rápida. En resumen: la célula se llena de energía, le llegan nutrientes y oxígeno, siendo capaz de mantener un diferencial de potencial eléctrico óptimo con el exterior.

Es preciso comprender que el tratamiento con diatermia de quemaduras, marcas de acné, tratamientos postoperatorios,  así como de cicatrices hipertróficas, queloides o atróficas, entra dentro de lo que conocemos como tratamientos reparadores, lo cual siempre implica la necesidad de recibir un elevado número de sesiones para que la piel alcance el mejor de los resultados posibles.

Por otra parte, cabe destacar que las quemaduras requieren una atención especial, ya sean causadas por el sol o por otras causas. Este tipo de lesión supone un deterioro muy intenso, debido a la pérdida rápida por evaporación del agua contenida en la piel. Es por ello por lo que se observa esa apariencia de tejido acartonado, deshidratado, avejentado.

La ventaja que nos proporciona la diatermia en el tratamiento de las quemaduras es excepcional, ya que si por algo se caracteriza esta técnica de electroterapia es por su capacidad de lograr que acuda sangre al tejido dañado, lo cual provocará una extravasación de líquido y por tanto una hidratación desde el interior del propio cuerpo. Una vez pasado el período agudo, es cuando llega el momento de aplicar la diatermia, y podremos observar que incluso desde la primera sesión se producen cambios verificables a simple vista.

Un elemento tan simple como el agua es fundamental para que la piel tenga ese aspecto saludable, brillante y firme. Una vez que sea restaurado el déficit de hidratación el incremento de la temperatura provoca la aceleración de las reacciones bioquímicas que hemos mencionado anteriormente, así como el aporte de energía necesario para que el proceso de reparación se produzca a mayor velocidad. El nivel de recuperación de las quemaduras está íntimamente relacionado con el grado de lesión. Contra mayor es el daño producido más difícil es su reparación, aunque podemos asegurar que con la diatermia disponemos de la tecnología que nos asegura alcanzar el más elevado nivel de recuperación posible, muy superior a cualquier otra técnica de electroterapia utilizada hasta el momento.

 

La técnica de la diatermia incluye dos modalidades de uso: la modalidad capacitiva y la resistiva, lo cual nos permite tratar los diversos tipos de tejidos de forma más eficaz. La utilización de la modalidad capacitiva diatérmica tiene por objetivo fundamental aumentar la temperatura de tejidos blandos, que están hidratados o tienen una alta concentración de iones. Dicha hipertermia va a generar un incremento de la circulación hemolinfática, lo cual supone de forma directa una reducción de la hipoxia, la llegada nutriente, la mejora de la capacidad defensiva y la eliminación tanto de sustancias de deshecho, algógenas, como de radiales libres. Eso es precisamente lo que necesitamos cuando nuestro objetivo es tratar lesiones de la piel, ya sean debidas a una irritación por exceso de sol, una intervención quirúrgica o un traumatismo.

Cuando realicemos un tratamiento facial colocaremos la placa pasiva en la región interescapular, ya que no podemos utilizar una aplicación transversal que sería lo ideal. Aplicaremos pues una geometría longitudinal corta, procurando que la placa pasiva se encuentre lo más cerca del electrodo activo, en este caso en la zona interescapular alta.

Nos podemos encontrar con pieles muy sensibles, así que aplicaremos el electrodo capacitivo con mucho cuidado, siempre con una presión que sea suficiente para provocar una buena transmisión de la energía, pero lo suficientemente suave para que no genere molestias al paciente.

El electrodo discurrirá por toda la zona afectada, en caso de una úlcera o herida abierta, evitaremos pasar el electrodo por encima de la misma, procuraremos realizar movimientos descendentes con menor presión, ascendente es con una presión ligeramente elevada y en dirección a las estaciones linfáticas.

Si en algo hemos de tener especial cuidado es con la sensación térmica que queremos que experimente el paciente a lo largo de la sesión de tratamiento. Es aconsejable preguntar a menudo qué percepción de calor tiene la persona que estamos tratando, y regular el potenciómetro para llegar a aquella que nos hemos propuesto alcanzar. Algunos pacientes   no son muy comunicativos y, a menos que les preguntemos, no nos informan de si el tratamiento les está resultando agradable o molesto, en estos casos siempre es mejor pecar por exceso que por defecto. En pacientes con pieles muy sensibles nos podemos encontrar con que si la temperatura se eleva excesivamente pueda notar molestias muy intensas, en estos casos nos plantearemos trabajar buscando sensaciones térmicas grado II, es decir, agradables, suaves y muy cómodas, e incluso en los casos más agudos realizaremos un tratamiento atérmico.

Los equipos más modernos incorporan multifrecuencia logrando incidir de una forma más precisa sobre el tejido diana, ya que posibilitan ajustar mucho mejor a la profundidad en la que se van a producir los diversos efectos. Programaremos el equipo con una frecuencia alta (1 o 1,2 MHz) cuando vayamos a realizar un tratamiento muy superficial, como por ejemplo en un problema de acné y con una frecuencia intermedia, sobre los 700KHz, cuando busquemos una mayor penetración, por ejemplo, en cicatrices más profundas o tras intervenciones quirúrgicas estéticas o de reconstrucción.

Si utilizamos cremas hidratantes, regeneradoras o estimulantes de la circulación recomendadas por su dermatólogo conseguiremos incrementar el proceso de regeneración tisular. Para ello seleccionaremos el programa especial de vehiculación transdérmica que favorecerá la penetración del principio activo y potenciará su efecto.

El tiempo de tratamiento mínimo por zona lesionada es de 10-12 minutos, pudiendo incrementarlo si lo vemos preciso. Es recomendable durante las primeras sesiones que éstas se realizan diariamente o al menos a días alternos, poco a poco podrán ir espaciándose en el tiempo cuando percibamos una mejoría clara. Esto no quiere decir que, si realizamos al comienzo sólo un tratamiento o dos a la semana, no se vaya a producir una evolución positiva, lo cual sucederá en todo caso, aunque de modo más lento.

Es mejor utilizar un electrodo capacitivo de tamaño mediano, siempre y cuando se adapte bien a la superficie a tratar, ya que el grande dificultaría su aplicación en las zonas angulosas de la cara y el pequeño, aunque se adapte mucho mejor a todas las superficies, puede concertar demasiado la energía y producir picos de calor molestos para el paciente.

La modalidad resistiva de la diatermia actuará fundamentalmente en aquellos tejidos que se resisten al paso de la corriente, produciendo en estos un mayor efecto. En general son tejidos más deshidratados, rígidos y duros, tales como tejido conectivo, fascias y cicatrices. La combinación en el tratamiento de las modalidades capacitiva y resistiva nos va a proporcionar un extra en cuanto a los resultados esperados. A la hidratación aportada por el tratamiento capacitivo podremos añadir, por medio de la modalidad resistiva, una acción sobre el colágeno, la elastina y los tejidos que precisen aumentar su viscoelasticidad, ganando tanto en extensibilidad como reorientando sus fibras. El tratamiento resistivo diatérmico puede llegar a mejorar notablemente la firmeza y organización de las fibras de colágeno.

Colocaremos la placa pasiva o el electrodo de retorno en la región interescapular alta, realizando una aplicación longitudinal próxima. Es conveniente colocar un poco de crema en la placa pasiva para favorecer la conductividad y que el paciente perciba el tratamiento de forma más agradable, sin sensaciones molestas de calor intenso en la placa. En caso de querer utilizar un manípulo resistivo bipolar no necesitaremos la placa de retorno, ya que en el propio manípulo van incorporados tanto el electrodo activo como el pasivo. Únicamente debemos tener en cuenta que debido a esta disposición el tratamiento va a ser muy superficial, ya que la profundidad de penetración es igual a la mitad de la distancia entre los electrodos.

Al igual que en la aplicación capacitiva recomendamos la utilización del tamaño mediano, asegurándonos de realizar un contacto pleno de la superficie del electrodo con la piel.  El contacto ha de ser firme y con cierta presión, pero que no resulte molesta para el paciente. Podemos realizar movimientos circulares, lineales hacia las estaciones linfáticas e incluso en algún punto realizar una aplicación estática, hasta que el paciente nos indique que la sensación térmica comienza a subir. Al igual que la aplicación con la modalidad capacitiva buscaremos  trabajar con intensidades que proporcionen al paciente una sensación de calor percibida grado II, suave, muy agradable y en ningún caso hemos de provocar sensación de que “quema”. La experiencia del tratamiento debe ser satisfactoria.

La frecuencia programada en nuestro equipo de diatermia estará determinada por la profundidad a la que se encuentre el tejido diana. En general en los tratamientos faciales utilizaremos frecuencias altas o intermedias.

El tiempo de tratamiento será de 10 a 15 minutos. En los casos de cicatrices faciales nuestro consejo es utilizar en primer lugar la técnica resistiva y posteriormente la capacitiva.

Siempre que trabajemos con esta técnica de electroterapia hemos de tener en cuenta las contraindicaciones de esta, que no son otras que las de cualquier equipo de corrientes de alta frecuencia. En resumen, no podremos utilizarlo con mujeres embarazadas, pacientes portadores de marcapasos o dispositivos electrónicos implantados, con patología tumoral y en menores de 14 años. Existen también algunas contraindicaciones relativas como son las alteraciones de la sensibilidad térmica y dolorosa, trastornos cardiocirculatorios, si están sufriendo una infección, inflación aguda o tienen fiebre y en presencia de prótesis o implantes metálicos.

Somos especialistas en Diatermia-Radiofrecuencia-Tecarterapia.

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