Esmeralda Banacloy

Fisioterapeuta. 

Autora de los libros:

Diatermia Capacitiva y Resistiva. La Excelencia en electroterapia

El arte de la Diatermia/Radiofrecuencia. Creando Belleza y Funcionalidad

Diatermia Musculoesquelética. Conceptos y aplicaciones clínicas

DIATERMIA EN EL TRATAMIENTO DE LA VULVODINIA

La vulvodinia es una de las diversas causas de dolor pélvico crónico en la mujer. Esta patología crónica, de más de tres meses de duración, que se caracterizada por dolor o molestia en la vulva, sin una causa aparente. Este dolor puede ser constante o intermitente, variando en intensidad desde una leve molestia hasta un dolor severo que interfiere significativamente con la calidad de vida de la mujer.

Tiene una prevalencia aproximada del 6,6%, aunque en algún momento de la vida de la población femenina puede llegar al 13%.

Los síntomas de la vulvodinia varían de mujer a mujer, siendo los más comunes:

  • Dolor
  • edema
  • síntomas urinarios
  • Escozor o irritación vulvar
  • Gran afectación emocional

Tipos de vulvodinia

La vulvodinia es una dolencia compleja y muy a menudo frustrante para quienes la padecen. Una de las razones por las que puede ser difícil de diagnosticar y tratar es que existen diferentes tipos, cada uno de ellos con sus propias características.

Factores que influyen en la clasificación:

Localización del dolor: ¿dónde se siente el dolor con mayor intensidad?

Tipo de dolor: ¿es un dolor constante, intermitente, agudo o sordo?

Factores desencadenantes: ¿qué situaciones o actividades empeoran el dolor?

Duración de los síntomas: ¿desde cuándo se presentan los síntomas?

Clasificación principal

La vulvodinia se clasifica principalmente en dos tipos:

  • Vulvodinia localizada:

Vestibulitis vulvar: es el tipo más común. El dolor se concentra en una zona específica de la vulva, generalmente en el vestíbulo (vestibulodinia). A menudo se desencadena por el contacto, como al insertar un tampón o durante las relaciones sexuales. Este tipo solía denominarse vestibulitis vulvar.

Otras localizaciones: El dolor puede concentrarse en otras áreas específicas de la vulva, como los labios mayores, menores o el clítoris (clitoridinia).

  • Vulvodinia generalizada:

El dolor es más difuso, se experimenta en una amplia zona de la vulva, a menudo con una sensación de ardor, picazón, dolor punzante o de quemazón constante o intermitente. A diferencia de la localizada, el dolor puede estar presente incluso sin contacto físico

Otras clasificaciones

Además de la clasificación principal, existen otras formas de categorizar la vulvodinia, como:

  • Por la duración del dolor:

Aguda (de reciente aparición) o crónica (de larga duración).

  • Por la intensidad del dolor:

Leve, moderada o severa.

  • Por los factores desencadenantes:

El dolor puede empeorar con el contacto, la actividad sexual, el uso de productos de   higiene femenina, o incluso sin ningún estímulo aparente.

  • Según su causa

Vulvodinia primaria: no se identifica una causa específica para el dolor.

Vulvodinia secundaria: el dolor se desarrolla como resultado de otra condición médica, como una infección, una enfermedad de la piel, o una lesión.

La combinación de tipos es común, muchas mujeres presentan características de diferentes tipos de vulvodinia.

¿Por qué es importante conocer el tipo de vulvodinia?

Conocer el tipo de vulvodinia puede ayudar a:

Orientar el diagnóstico: lo cual permite descartar otras afecciones y enfocar el tratamiento en la causa subyacente.

Personalizar el tratamiento: ya que cada tipo de vulvodinia puede requerir un enfoque terapéutico diferente. Por ejemplo, la vulvodinia localizada a menudo responde bien a tratamientos tópicos, mientras que la vulvodinia generalizada puede requerir un enfoque más multidisciplinario.

Mejorar la comunicación con el especialista: facilitando la descripción de los síntomas y permitiendo un diálogo más efectivo entre la paciente y el especialista.

Identificar los desencadenantes y a desarrollar estrategias de afrontamiento más efectivas.

Factores que pueden influir en los tipos de vulvodinia

Edad: hay que tener en cuenta que la vulvodinia puede aparecer a cualquier edad, pero es más común en mujeres en edad reproductiva y posmenopáusica.

Historial médico: las pacientes con enfermedades preexistentes, infecciones recurrentes y cirugías pélvicas pueden ver aumentado el riesgo de sufrir esta afección.

Sensibilidad al dolor: algunas mujeres son naturalmente más sensibles al dolor que otras.

¿Cómo se diagnostica la vulvodinia?

La vulvodinia puede ser difícil de diagnosticar. Esto se debe a que los síntomas pueden variar mucho de una mujer a otra, e incluso cambiar con el tiempo. No existe una única prueba para diagnosticar la vulvodinia.

El diagnóstico de la vulvodinia se basa en una combinación de factores, incluyendo:

Historia clínica detallada: El médico te preguntará sobre tus síntomas, cuándo comenzaron, qué los empeora y qué los alivia. También te preguntará sobre tu historial médico, sexual y reproductivo.

Examen físico: Se realizará un examen pélvico cuidadosa para descartar otras causas posibles de dolor, como signos de infección, problemas dermatológicos o enfermedades de transmisión sexual.

Pruebas complementarias: dependiendo de los síntomas se pueden solicitar pruebas adicionales, como:

1.-Análisis de sangre: Para evaluar los niveles hormonales y descartar otras condiciones médicas como infecciones, enfermedades autoinmunes o trastornos hormonales.

2.-Cultivos: Para detectar infecciones bacterianas, fúngicas o virales.

3.-Biopsia: En algunos casos, se puede tomar una pequeña muestra de tejido de la vulva para examinarla bajo un microscopio.

4.-Pruebas de alergia: Para identificar posibles alergias a productos que podrían estar irritando la zona.

Un diagnóstico diferencial es esencial para determinar la causa exacta del dolor vulvar. Condiciones como infecciones vaginales, enfermedades autoinmunes, cánceres y lesiones pueden manifestarse con síntomas similares. Por ello, es fundamental descartar estas posibles causas antes de establecer un diagnóstico de vulvodinia. El diagnóstico de vulvodinia es un proceso de exclusión. Además, hay que tener en cuenta que los síntomas de esta patología pueden superponerse a los de otras afecciones, como alergias o infecciones vaginales.

Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden mejorar significativamente la calidad de vida de la paciente. Por otra parte, la confirmación del diagnóstico puede suponer un alivio psicológico muy importante para la mujer, ya que le ayudará a sentirse comprendida y a colaborar activamente con el tratamiento.

¿Qué Causa la vulvodinia y/o puede desencadenar un brote?

La vulvodinia puede tener múltiples causas y desencadenantes. Aunque no se conoce una causa exacta para todos los casos, hay ciertos factores que pueden agravar los síntomas o desencadenar un brote:

-Sensibilidad nerviosa aumentada: los nervios de la vulva pueden volverse más sensibles, lo que hace que la zona sea más susceptible al dolor.

-Inflamación: la inflamación crónica en los tejidos vulvares puede contribuir al dolor.

-Alteraciones en el suelo pélvico: la tensión o debilidad en los músculos del suelo pélvico pueden influir en la aparición y persistencia del dolor.

-Factores emocionales y psicosociales: el estrés, la ansiedad, la depresión, los abusos o maltratos pueden causar o exacerbar los síntomas de la vulvodinia.

-Infecciones: aunque las infecciones no son la causa principal en la mayoría de los casos, pueden desencadenar o empeorar los síntomas.

-Trastornos neurológicos: alteraciones en el sistema nervioso pueden aumentar la sensibilidad al dolor en la zona vulvar.

-Desequilibrios hormonales: Fluctuaciones hormonales, como las que ocurren durante la menstruación, el embarazo, la menopausia o el uso de anticonceptivos hormonales, pueden afectar la sensibilidad de la vulva y desencadenar los síntomas.

-Hiperalgesia mucocutánea por defectos en la regulación inmunológica

-Patología dermatológica vulvar

-Alergias (dermatitis atópica)

-Microbioma vaginal con baja diversidad: aunque las infecciones no son la causa principal de la vulvodinia, pueden agravar los síntomas existentes.

-Irritantes: el contacto con sustancias irritantes como jabones perfumados, detergentes, tejidos sintéticos, salvaslips, compresas y ropa interior ajustada o productos de higiene femenina puede desencadenar o empeorar el dolor.

-Actividad sexual: la fricción durante las relaciones sexuales puede causar dolor y molestia en algunas mujeres con vulvodinia, y el miedo al dolor puede crear un ciclo de tensión y dolor.

-Fatiga o cansancio: la falta de sueño reparador o el exceso de actividad física pueden debilitar el sistema inmunológico y aumentar la sensibilidad al dolor.

-Alimentos: ciertos alimentos, como aquellos que contienen histamina, ciertos aditivos o son muy ácidos, pueden desencadenar reacciones alérgicas o inflamatorias, empeorando los síntomas.

-Traumatismos: un trauma físico en la zona vulvar, como un parto o una cirugía, puede contribuir al desarrollo o agravamiento de la vulvodinia.

-Disfunciones de la musculatura del suelo pélvico: la tensión o debilidad del suelo pélvico puede contribuir al dolor y la incomodidad.

-Ciertos medicamentos: como los antibióticos o los diuréticos, pueden tener efectos secundarios que irritan la zona vulvar.

-Cambios climáticos: el clima frío y seco puede irritar la piel de la vulva y empeorar los síntomas.

Los desencadenantes pueden variar de una mujer a otra, lo que provoca un brote en una mujer puede no afectar a otra.

Mantener un diario de síntomas, es decir, llevar un registro de los síntomas y de los posibles desencadenantes puede ayudar a identificar patrones y a trabajar con un profesional de la salud para desarrollar un plan de manejo personalizado.

¿Cuál es el tratamiento de la vulvodinia?

El tratamiento debe ser individualizado, ya que lo que funciona para una mujer puede no hacerlo para otra. A ser posible multidisciplinario y puede incluir, además de la fisioterapia, el asesoramiento psicológico y el tratamiento médico. Con el tratamiento adecuado, muchas mujeres pueden experimentar una mejora significativa de sus síntomas y recuperar su calidad de vida.

La fisioterapia especializada en suelo pélvico ha demostrado ser un tratamiento eficaz para muchas mujeres con vulvodinia. Los fisioterapeutas utilizamos una variedad de técnicas para abordar las causas subyacentes del dolor, mejorar la función muscular, promover la relajación y aumentar la calidad de vida de las pacientes.

¿Cómo puede ayudar la fisioterapia?

Relajando los músculos tensos del suelo pélvico a través de técnicas manuales, ejercicios, Biofeedback y diatermia. Con el tratamiento se busca reducir la tensión en el suelo pélvico y musculatura circundante, atenuar el dolor, enseñar a la paciente a controlar mejor las funciones corporales y mejorar la flexibilidad de la zona.

Fortaleciendo y mejorado de la función del suelo pélvico mediante la realización de ejercicios específicos.

Modulando el dolor mediante la aplicación de diversas técnicas que ayuden al cuerpo a disminuir percepción del dolor, como por ejemplo con el masaje suave para relajar la musculatura y reducir la tensión, la terapia térmica mediante el uso de compresas calientes o frías, la terapia manual, el uso de Tens domiciliario y la aplicación de la diatermia.

El fisioterapeuta puede brindar información a la paciente sobre la vulvodinia, las opciones de tratamiento y estrategias de manejo del dolor, lo que le permitirá tomar un papel activo en su recuperación.

Mediante la aplicación de Terapia cognitivo-conductual para la:

Gestión del dolor: se enseñan técnicas de respiración profunda para cambiar la forma en que se percibe y se responde al dolor.

Práctica de relajación: se instruye a la paciente en técnicas de relajación para reducir el estrés y la ansiedad.

Modificación de hábitos: aprender a identificar y modificar los hábitos que pueden estar contribuyendo al dolor puede mejorar mucho la sintomatología.

Modificación de pensamientos: se trabaja en la tarea de cambiar los pensamientos negativos y distorsionados sobre el dolor y el cuerpo.

Técnicas fisioterápicas comunes en el tratamiento de la vulvodinia

Ejercicios de suelo pélvico para fortalecer y/o relajar los músculos del suelo pélvico ayudando de esta forma a mejorar la función.

Masaje perineal suave que ayude a reducir la sensibilidad y optimice la circulación en la zona.

Biofeedback para que la paciente aprenda a controlar sus respuestas fisiológicas, como la tensión muscular, a través de la visualización de señales en una pantalla.

Electroestimulación como el Tens. La aplicación de corrientes eléctricas de baja intensidad puede ayudar a reducir el dolor y activar la circulación.

Aplicación de Diatermia con la finalidad de tratar los síntomas como el dolor, el edema, la hipertonía, mejorar el trofismo tisular y facilitar el desarrollo de una mayor conciencia corporal.

Tratamientos coadyuvantes a la fisioterapia

Medicamentos: los médicos pueden recetar antiinflamatorios, anestésicos tópicos como la lidocaína o prescribir infiltraciones de bótox con la finalidad de aliviar el dolor y reducir la inflamación.

Acupuntura: puede ayudar a reducir el dolor y el estrés

Yoga: su práctica conduce a reducir el estrés y mejorar el bienestar general.

Dieta: se recomienda una dieta baja en alimentos inflamatorios, como aquellos ricos en histamina e irritantes.

Evitar irritantes: identificar y evitar productos que irriten la zona vulvar, como jabones perfumados o ropa ajustada. Recomendar el uso de compresas y ropa interior de algodón 100%. Enjuagarse siempre después de orina y secar bien. Evitar duchas vaginales y extremar las precauciones para no padecer infecciones vaginales y/o urinarias de repetición. Tener mucho cuidado con la depilación.

Lubricantes: el uso de lubricantes durante las relaciones sexuales reducirá la fricción y probablemente el dolor. Procurar que no tengan sabores o produzcan sensación de frío o calor.

Hidroterapia: los baños de asiento con agua tibia son relajantes y en algunos casos alivian la irritación.

Mantener un cuidado exhaustivo de la piel vulvar, se aconseja la aplicación de aceite o vaselina después de la ducha/baño con la finalidad de retener la humedad de la piel.

Importante.

A menudo, la combinación de diferentes tratamientos no farmacológicos proporciona los mejores resultados con la ventaja de que tienen muchos menos efectos secundarios y abordan tanto aspectos físicos como emocionales.

APLICACIÓN DE LA DIATERMIA EN EL TRATAMIENTO DE LA VULVODINIA

Antes de comenzar la aplicación de la diatermia debemos plantearnos cuál es el objetivo del tratamiento y las características particulares de la paciente.

Habrá casos en los que el tratamiento con diatermia será muy resolutivo, curativo, y en otros conseguiremos reducir las molestias mejorando la calidad de vida aunque sin una recuperación completa de la normalidad.

Fundamentalmente buscaremos aliviar el dolor, disminuir la inflamación en caso de existir y tratar si lo hubiera el síndrome de dolor miofascial.

Diatermia capacitiva para el tratamiento de la vulvodinia

Aplicaremos la modalidad capacitiva para disminuir la tensión/espasmo muscular en caso de existir. Modificando ligeramente los parámentros podremos tratar también con esta modalidad el dolor, tanto a nivel molecular como compartimental y la inflamación.

Aplicación del electrodo capacitivo:  desplazaremos el electrodo capacitivo mediano o la sonda intracavitaria de mayor diámetro por toda la zona de la vulva con dolor. En el caso de tener que tratar musculatura hipertónica aplicaremos el electrodo mediano sobre esta.

Colocación de la placa pasiva: en principio utilizaremos una geometría longitudinal corta colocando la placa de retorno a nivel lumbar o lumbosacro cuando trabajemos la vulva, y en caso de tener dolor o tensión en la espalda colocaremos a la paciente en decúbito prono y la placa la situaremos en la zona baja del abdomen.

Tiempo de tratamiento total: 15-20 minutos, en función de la extensión de las zonas a tratar.

Intensidad/potencia:  cuando busquemos tratar el dolor, edema o inflamación programaremos nuestro equipo con una potencia tal que, la paciente perciba una sensación atérmica o térmica muy suave, lo que llamamos un grado I o II, con la finalidad de conseguir una analgesia mucho más duradera y drenar o desinflamar la zona. En caso de utilizar los electrodos capacitivos clásicos probablemente la potencia a programar será ligeramente más elevada que si utilizamos el intracavitarios, que tienen menos superficie de contacto y por ello concentran más la energía. También podemos usar un programa especial atérmico en las primeras sesiones y conforme vaya mejorando la sintomatología un pulsado. Cuando queramos trabajar sobre la musculatura hipertónica (en zona de abdomen, abductores, glúteos…) deberemos elevar la potencia del equipo hasta que la paciente nos indique que percibe una sensación térmica elevada, pero en ningún caso molesta, grado III.

Frecuencia: si vamos a trabajar planos musculares profundos, programaremos el equipo con frecuencias bajas, por ejemplo, 400 – 448 KHz, cuando trabajemos la zona de la vulva lo podemos subir a 700 KHz.

Periodicidad: las primeras sesiones recomendamos 2 veces por semana y conforme vaya mejorando la sintomatología iremos distanciándolas en el tiempo.

Diatermia resistiva para el tratamiento de la vulvodinia

Con la modalidad resistiva podemos tratar zonas con bandas tensas musculares y trigger point.

Colocación de la placa pasiva: lo más eficaz es trabajar una geometría transversal.

Aplicación del electrodo resistivo:  cuando trabajemos con el electrodo resistivo manual lo iremos desplazando a lo largo de las bandas tensas, incidiendo en aquellos puntos que resulten más dolorosos. En caso de realizar terapia manual o ejercicios de fortalecimiento de musculatura hipotónica (Ej.: musculatura abdominal) podemos aplicar los electrodos manos libres/automáticos y las herramientas miofasciales si detectamos trigger point.

Tiempo de tratamiento: 7 a 10 min minutos.

Intensidad: si aplicamos la modalidad automática, dado que el electrodo resistivo está fijo en un mismo punto, o con las herramientas miofasciales, recomendamos trabajar con sensaciones térmicas suaves, grado II.

Por el contrario, cuando utilicemos el electrodo resistivo manual y lo vayamos desplazando (Ej.: diástasis abdominal), podemos trabajar con sensaciones hipertérmicas, grado III, lo mismo si aplicamos en los puntos trigger la técnica de los tres máximos.

Los últimos minutos de tratamiento bajaremos la potencia hasta conseguir que disminuya bastante la sensación térmica o llegue a ser casi imperceptible. Esto hará que la analgesia conseguida con la diatermia dure más tiempo.

Frecuencia: dejaremos la misma que la empleada durante el tratamiento capacitivo.

Siempre que trabajemos con esta técnica de electroterapia hemos de tener en cuenta las contraindicaciones absolutas y relativas las corrientes de alta frecuencia y más concretamente las de la diatermia/radiofrecuencia. Cabe destacar que, en aquellos casos en los que la causa sea una infección  no podemos utlizar la diatermia hasta  que esta no se haya tratado  con el medicamento adecuado y esté resuelta. Recordar que no se debe trabajar con diatermia  en la zona de la pélvis si la paciente lleva implantado un DIU o un anillo vaginal (a menos que pueda retirar el anillo durante la sesión de tratamiento).

En caso de que la paciente acuda a nuestra consulta estando con el periodo le tendremos que avisar que al aplicar la diatermia capacitiva vamos a producir una importante disminución de la viscosidad del flujo, por lo que muy probablemente, además de aliviar enormemente el dolor producido por las contracciones, aumentará el sangrado. En estos casos, le recomendaremos que venga preparada para pode cambiar con mayor frecuencia de lo usual la copa menstrual, tampón o compresa.

La vulvodinia puede tener un profundo impacto en la vida de una mujer, afectando su vida sexual, relaciones personales, actividades diarias y bienestar emocional. Muchas mujeres experimentan ansiedad, depresión y sentimientos de aislamiento debido a esta condición.

La paciencia es clave. La recuperación puede llevar tiempo y requerir ajustes en el plan de tratamiento.

El uso de la diatermia va a mejorar la calidad de vida de la paciente al reducir la sintomatología y mejorar la función, ayudando a las mujeres con vulvodinia a retomar las actividades diarias y relaciones sexuales sin dolor.

*Para información más detallada, se recomienda consultar con un ginecólogo o un profesional especializado en el tratamiento del dolor pélvico. Es importante recordar que esta información es solo para fines informativos y no debe considerarse como un sustituto del consejo médico profesional.

Somos especialistas en Diatermia-Radiofrecuencia-Tecarterapia. Si quieres asesoramiento en equipos o formación contacta con nosotros.

Esmeralda Banacloy, Fisioterapeuta: 677.47.20.37

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