Esmeralda Banacloy Martínez.
Francisco Barrios Marco.
Fisioterapeutas.
Autores del Libro Diatermia Capacitiva y Resistiva
DIATERMIA / RADIOFRECUENCIA. ELECTRODOS MANUALES Y AUTOMÁTICOS
Los electrodos clásicos de los equipos de diatermia/radiofrecuencia/tecarterapia han sido siempre los manuales, también llamados electrodos móviles. Para su aplicación requieren de la presencia del terapeuta.
De este tipo tenemos los monopolares, que precisan para su utilización de una placa pasiva o de retorno y los bipolares, que no precisan de dicha placa, ya que en el mismo dispositivo se encuentra ambos electrodos el activo y el pasivo. Se utilizan básicamente para tratamientos estéticos faciales o en cicatrices, o sea en tejidos muy superficiales. No obstante, si dispones de electrodos monopolares es mejor usar éstos últimos, ya que profundizan más, el efecto se percibe antes y es más duradero.
Dentro de los electrodos de diatermia/radiofrecuencia manuales, están los de la técnica capacitiva y los de la resistiva. Los primeros llevan una capa aislante que impide que pase la corriente del electrodo al paciente y los resistivos que no están aislados y en ellos sí hay paso de corriente. Como ya hemos mencionado en otros artículos de diatermia, con los electrodos capacitivos trataremos tejidos que estén bien hidratados o regiones que tengan acúmulo de líquido, y con los electrodos resistivos tejidos poco hidratados como son: ligamentos, fascias, tendones y huesos. No obstante, ya hay en el mercado equipos de diatermia/tecarterapia con electrodos manuales que son capacitivo y resistivo a la vez, aunque la mayoría sigue teniendolos diferenciados.
Los electrodos capacitivos han de moverse sobre toda la superficie corporal que vayamos a tratar, aplicando una presión suave muy similar a la que ejercemos cuando trabajamos con un ultrasonidos. Durante la aplicación del tratamiento el terapeuta realizará movimientos lentos del manípulo, procurando que toda la superfice del electrodo esté en contacto con la piel.
Es preciso utilizar crema de radiofrecuencia para mejorar la conductividad. Algunas casas comerciales recomiendan usar las crema de su marca, ya que en caso contrario el electrodo no funciona correctamente o puede llegar a deteriorarse. Esto es así, por el tipo especial de aislante recubre el electrodo capacitivo ( policarbonato, cerámico, corindón…). Sin embargo otros fabricantes, sólo te indican que uses una crema de radiofrecuencia de calidad, e incluso puedes llegar a utilizar un gel conductor de densidad media y aceites vegetales puros como por ejemplo el de Rosa Mosqueta.
Normalmente todos los equipos vienen dotados con electrodos manuales capacitivos y resistivos de varios tamaños, para adaptarse mejor a los contornos de las superficies a tratar. Los de menor diámetro suelen utilizase en tratamientos de diatermia faciales o en zonas que presentan muchas protuberancias óseas, lo que dificulta un correcto acoplamiento y los más grandes para regiones corporales amplias como la espalda, muslos y torax.
Los electrodos resistivos nos permiten dejarlos fijos durante un tiempo en un punto determinado, por ejemplo para tratar un trigger point, o los podemos mover igual que hacemos con los capacitivos. Ya existen en el mercado equipos de diatermia con electrodos resistivos aptos para realizar masaje tipo Cyriax, ya que tienen un modo especial de emisión de corriente que impide que el paciente se queme aunque mantengamos un mínimo contacto entre el electrodo resistivo y la piel. Todos ellos precisan de una sustancia conductora para su correcta aplicación.
La tendencia actual en la aplicación de la diatermia, con electrodos manuales tanto capacitivos como resistivos, es realizar masoterapia con la mano que lleva el manípulo. Verdaderamente para el paciente resulta mucho más agradable, percibir el contacto de la mano del terapeuta, que únicamente el electrodo. El sentir general de los pacientes, es que no son capaces de distinguir entre ambos, es como si el terapeuta realizase un masaje, sobre la superficie corporal tratada, con su mano más caliente de lo habitual.
Si eres de los terapeutas que les gusta este tipo de aplicación, te recomendamos que uses electrodos que tengan una cubierta protectora en el lado que está en contacto con tu mano. En el capacitivo, por razones obvias, ya que si no la tiene te quemarás, y en el resistivo porque no es recomendable que esté atravesando de forma continua toda esa corriente a través de tu cuerpo. Es una cuestión de dosis, no es lo mismo dos o tres sesiones semanales durante el tiempo que le cueste a un paciente recuperarse de una patología, que estar diariamente aplicando este tipo de corriente de alta frecuencia y siempre en la misma zona.
También está bastante extendida la disposición a realizar kinesiterapia al tiempo que se aplica la diatermia. Lo habitual, es calentar los tejidos blandos con la técnica capacitiva y posteriormente pasar a trabajar la movilidad, elasticidad, el estiramiento miofascial, el refuerzo muscular y la facilitación propioceptiva. Esto resulta más fácil hacerlo cuando aplicamos el electrodo manual resistivo, ya que como he dicho anteriormente, podemos dejarlo fijo en un punto mientras realizamos la cinesiterapia.
No obstante, ya hace tiempo que hay en el mercado equipos que llevan incorporados lo que llaman placas o electrodos automáticos, kit automático fijo…etc. Este tipo de electrodos se aplican sobre el cuerpo del paciente bien con cinchas o mediante un sistema adhesivo. En un principio se pensaron para dar una mayor autonomía y rentabilidad al terapeuta, pero lo cierto es que no se pueden dejar puestos y marcharse de la cabina de tratamiento, dejando al paciente con el mando de seguridad para desconectar el equipo si perciben alguna molestia.
En algunos manuales de instrucciones explican que cada poco tiempo hay que estar supervisando que la superficie corporal de aplicación esté en perfecto estado y en otros aconsejan trabajar con intensidades bastantes más bajas de lo que lo harías con los electrodos manuales. Hay que tener en cuenta que, como su nombre indica, son electrodos que funcionan de forma automática y además estática. Con los electrodos manuales el terapeuta percibe el calor que desprende el tejido tratado del paciente, ve el rubor que va apareciendo en la piel sobre la que estamos trabajando y cada poco tiempo le debemos de preguntar al paciente qué sensaciones percibe y si son agradables, para reajustar los parámetros con los que estamos aplicando la diatermia. En el caso de los electrodos automáticos, si el terapeuta los coloca y se marcha de la cabina de tratamiento, no ve el rubor que va surgiendo, no percibe el calor que desprende la zona tratada y en caso de que el paciente perciba alguna sensación molesta lo único que puede hacer es desconectar el equipo y esperar a que el terapeuta vuelva con él. Por experiencia os digo, que a los pacientes no les gusta demasiado esta modalidad de aplicación.
Sin embargo, si se utilizan al mismo tiempo que el paciente realiza ejercicios propioceptivos bajo nuestra supervisión, o se aplican mientras se aplican movilizaciones pasivas, activas, activo-asistidas y contra resistencia, los resultados son notables. Estas técnicas se utilizan sobre todo en el ámbito deportivo, facilitando la labor del terapeuta, ya que la diatermia disminuye notablemente el dolor, por lo que el deportista colabora más activamente en su recuperación, favoreciendo la pronta reincorporación a la práctica deportiva, al tiempo que disminuyen las recidivas.
Como ya he mencionado anteriormente los electrodos manuales pueden ser resistivos o capacitivos, pues lo mismo ocurre con los automáticos. Algunos fabricantes dotan a sus equipos con un kit de electrodos fijos o automáticos, pero suelen ser capacitivos o resistivos. Hay muy pocos equipos que lleven incorporados electrodos estáticos de las dos modalidades y sí te gusta trabajar con este tipo de técnica, ésta es una ventaja diferencial.
Realmente las placas automáticas, aunque no son imprescindibles a la hora de realizar un tratamiento de diatermia, si se utilizan bien y con precaución, pueden resultar unos accesorios muy útiles, mejorando y facilitando los tratamientos.