Esmeralda Banacloy Martínez.
Francisco Barrios Marco.
Fisioterapeutas.
Autores del Libro Diatermia Capacitiva y Resistiva
DIATERMIA. PROTOCOLO GENERAL DE TRATAMIENTO
- Cuestiones previas al tratamiento de diatermia.
Antes de iniciar un tratamiento con Diatermia debemos tener en cuenta las siguientes cuestiones:
1.- ¿Qué procesos fisiológicos quiero estimular en el organismo para recuperar los tejidos lesionados?
En el caso de tratar una lesión en su fase aguda, lo que buscamos es potenciar al máximo la recuperación biológica y controlar tanto el dolor como el proceso inflamatorio. Por ello, trabajaremos para conseguir una acción sobre las células y estimular la reparación o regeneración tisular.
En la fase subaguda, básicamente buscaremos disminuir el dolor y el hipertono, aumentando el flujo hemático, reduciendo la viscosidad y densidad de la matriz e incrementando la tasa metabólica.
En el estadio crónico de la lesión, nos centraremos en conseguir la recuperación funcional, para ello aplicaremos la diatermia con la finalidad de estimular la actividad celular de forma indirecta (mediante cambios químicos y vasculares), además de facilitar la estimulación de articulaciones, cápsulas y ligamentos.
2.- ¿Cuál es la mejor técnica (capacitiva, resistiva o la combinación de ambas) para obtener los resultados deseados?
Como ya hemos expuesto en otros artículos, la diatermia tiene un potente efecto analgésico, antinflamatorio, drenante, decontracturante, estimula la creación de colágeno, la elasticidad de los tejidos…
Por ello en función del síntoma o síntomas que queramos abordar durante nuestro tratamiento utilizaremos una técnica u otra.
Utilizaremos la Diatermia capacitiva para realizar drenaje linfático y buscar un efecto antálgico
- Programando una frecuencia baja (0,45 – 0,5MHz)
- Con sensación atérmica
- Realizando movimientos lentos y sin presión
- Con el electrodo manual
Utilizaremos la Diatermia capacitiva para disminuir el dolor, neuropatías e hipertono
- Programando una frecuencia más alta
(0,68 – 1MHz)
- Con sensación térmica
- Realizando movimientos lentos y con una
ligera presión
- Con el electrodo manual
Utilizaremos la Diatermia resistiva para obtener un estímulo regenerativo y osteogénesis
- Programando una frecuencia baja (0,45 – 0,5MHz)
- Con sensación atérmica
- Con el electrodo fijo/estático
Utilizaremos la Diatermia resistiva, al mismo tiempo que realizamos cinesiterapia
- Programando una frecuencia baja
(0,45 – 0,5MHz)
- Con sensación térmica
- Con el electrodo manual o estático
Utilizaremos la Diatermia resistiva, para tratar hematomas organizados (no calcificados), puntos dolorosos y capsulitis adhesivas o retracciones fasciales, al mismo tiempo que realizamos estiramientos.
- Programando una frecuencia baja (0,45 – 0,5MHz)
- Con sensación hipertermia
- Con el electrodo manual o estático
Utilizaremos la Diatermia resistiva para tratar tendones y radiculopatías
- Programando una frecuencia baja (0,45 – 0,5MHz)
- Con sensación hipertermia
- Con el electrodo manual o estático
- Algunos equipos nos permiten realizar Cyriax con el electrodo
3.- ¿En qué fase se encuentra la patología cuando el paciente llega a nuestra consulta? Es importante tener en cuenta el tiempo de evolución de la patología a la que nos enfrentamos. En el periodo agudo se presentan los síntomas típicos de la inflamación: tumor, rubor, calor, dolor y disminución funcional. Por ello deberemos aplicar la diatermia buscando un efecto lo más atérmico posible, para no empeorar la sintomatología con un aumento excesivo de la temperatura, buscar más los fenómenos eléctricos y/o magnéticos de la membrana celular y el citoplasma, al tiempo que conseguimos que el efecto analgésico dure el mayor tiempo posible. Según el tipo de equipo de Diatermia con el que trabajemos, conseguiremos un efecto atérmico bajando mucho la potencia o trabajando en modo de corriente pulsada. Ello nos permitirá suministrar más energía al organismo, sin que se eleve mucho la temperatura del tejido. En el periodo subagudo, buscamos trabajar con una sensación térmica suave/moderada. Para ello programaremos nuestro equipo con un modo de corriente continua y subiremos o bajaremos la potencia en función de la sensación térmica que experimente el paciente. Básicamente trataremos el dolor, las contracturas musculares y el edema residual. Si aplicamos masaje con nuestra mano, al mismo tiempo que desplazamos el electrodo por la zona de tratamiento, nos asegurararemos que electrodo en cuestión (ya sea capacitivo o resistivo) está convenientemente aislado por la cara que está en contacto con la mano del terapeuta. No aconsejamos de ningún modo que la corriente pase a través nuestro cuando realizamos un tratamiento, ya que aunque las corrientes de diatermia/radiofrecuencia tienen un potente efecto terapéutico todo es cuestión de dosis. No es lo mismo que un paciente reciba varios tratamientos de media hora durante un periodo de tiempo determinado, que estar trabajando diariamente con ellas durante varias horas. En la fase crónica de una lesión, tenemos fundamentalmente como objetivo la recuperación funcional. Para ello deberemos restablecer el trofismo muscular, eliminar las contracturas musculares reflejas, mejorar la elasticidad de los tejidos, su vascularización, romper adherencias…etc. Se aconseja combinar la diatermia con las movilizaciones pasivas, activas y/o resistidas, buscando sensaciones térmicas altas o hipertérmicas. En este caso podemos trabajar en modo de corriente continua con intensidades altas o pulsada, en el caso que el paciente note un excesivo calor y no lo tolere. En patología cronificada, preferible trabajar en modo pulsado y con bastante energía que continuo y potencias bajas. 4.- ¿Cuáles son las expectativas del paciente en cuanto a su proceso de recuperación? En ocasiones, dependiendo de las necesidades del propio paciente, programaremos las sesiones de tratamiento con una mayor frecuencia. Si por ejemplo es un deportista, que ha de reincorporarse lo antes posible a la competición o un trabajador que no puede permanecer de baja, deberá realizar los tratamientos más seguidos (incluso varias sesiones al día). Los efectos conseguidos con los tratamientos se van sumando con el paso de las sesiones, si no dejamos pasar mucho tiempo entre una sesión y la siguiente, la recaída es menos pronunciada y la velocidad de la recuperación es mayor. Habrá casos, que requieran de un mayor número de tratamientos, y otras patologías menores que con la mitad estén resueltas. No obstante, hay que tener en cuenta que el organismo necesita un tiempo para restablecer su homeostasia y regenerar los tejidos. Con la diatermia conseguimos acelerar estos procesos, pero tampoco es conveniente llegar a sobrecargarlo. No siempre es mejor hacer tratamientos diarios. Como norma general, en nuestra clínica, para tratar una lesión cronificada realizamos: Tres sesiones la primera semana en días alternos Dos sesiones la segunda semana Una sesión semanal hasta que hayan remitido todos los síntomas Si tras la tercera sesión de la semana inicial, no se ha producido ningún cambio objetivo, acordamos con el paciente no continuar con el tratamiento hasta tener nuevas pruebas o valoraciones adicionales que confirmen el diagnóstico. Lo cual quiere decir, que es preciso que estemos muy seguros de la evolución de la patología, tanto si queremos recomendar al paciente que siga con el tratamiento, como si nuestra opción es derivarlo a otro servicio. El hecho de alargar el tiempo de la sesión de tratamiento no va a hacer que la recuperación sea más rápida y en última instancia lo que podríamos conseguir son las reacciones paradójicas que mencionamos con anterioridad. La elección de la dosis va a depender: del estado crónico o agudo de la lesión, de la cantidad de energía recibida por ese tejido en relación a la potencia que emite el equipo, que dependerá de si estamos haciendo un aplicación transversal o coplanar, una diatermia general o localizada, de la respuesta del sistema vascular del paciente, también va a depender de la resistividad tisular y de la profundidad en que se encuentra el tejido diana. En la zona lumbar podremos trabajar con mayor potencia porque hay más masa que en otras zonas, la sensación térmica se difunde más y la percepción de calor. Si tenemos en cuenta todo lo anteriormente expuesto, es fácil llegar a la conclusión de que no es acertado seguir un protocolo de tratamiento estándar para una determinada patología, puesto que los parámetros a programar en nuestro equipo, para realizar el tratamiento de la misma, van a estar en función de: la fase en la que se encuentra la lesión, la condición física del paciente, su estado general de salud, la edad, el síntoma que queramos abordar en primer lugar, las circunstancias particulares de cada paciente…etc. Por ello, se puede hacer una recomendación muy general y aproximada de lo que sería un tratamiento estándar, por ejemplo para un esguince; pero nunca deberemos efectuarlo “al pie de la letra”, sirve sólo a título orientativo.