Esmeralda Banacloy Martínez. Fisioterapeuta
Autora del Libro DIATERMIA CAPACITIVA Y RESISTIVA
TRATAMIENTO CON DIATERMIA DE LAS OJERAS Y BOLSAS DE LOS OJOS
Las bolsas y las ojeras son un inesteticismo que resulta especialmente visible, al encontrarse justo en una zona en la que los demás nos miran cuando nos relacionamos en la vida diaria.
La bolsa se sitúa justo en el contorno ocular inferior, mostrando un tejido inflamado, donde tiende a acumularse líquido y/o grasa, e incluso en algunas persona presenta una coloración oscura de la piel. Esa hinchazón antiestética hace que quien la padece muestre un aspecto envejecido, enfermizo o cansado, produciendo un efecto tal, que marchita la mirada.
Es uno de los inesteticismos más comunes, y ello es debido entre otras razones a la debilidad de la piel que se encuentra en esa zona, con un espesor mucho menor que la del resto de la cara, ya de por sí más fina que la de la dermis corporal, y con menos cantidad de colágeno. Es precisamente por lo delicado de esta piel por lo que debemos estar atentos a los primeros síntomas de la aparición de las bolsas y comenzar el tratamiento de forma precoz en cuanto se perciba una inflamación leve, oscurecimiento anormal o flacidez de la piel. Un tratamiento diatérmico a tiempo drenará el líquido de las bolsas e incrementará el porcentaje de colágeno de la piel de esta zona, proporcionando en el estadio temprano una solución rápida y eficaz.
Si las bolsas de los ojos se encuentran en una fase más avanzada y el parpado inferior se muestra notablemente inflamado, deberemos realizar un tratamiento más intensivo, que requerirá de un mayor número de sesiones y más frecuentes, al menos al principio, para reducir este inesteticismo.
Tanto las bolsas como las ojeras pueden tener diversas causas:
- De tipo genético. No es extraño observar en una misma familia este tipo de inflamación, que hasta en los más jóvenes se presenta justo en la zona del párpado inferior.
Las ojeras también pueden tener un origen genético, bien cuando la persona presenta un oscurecimiento de la piel en esta zona, debido al incremento de melanina o cuando presenta una disposición especial de los vasos sanguíneos en esa zona, lo cual le da a la piel un matiz azulado.
- Situaciones de estrés, agotamiento, cansancio. Cuando el cuerpo llega a estos estados, las zonas más débiles, con menor capacidad de riego sanguíneo pueden acumular líquido extravasado y mostrar ese aspecto inflamado. El consumo de tabaco, alcohol, alimentos procesados, exceso de consumo de sal, hidratación insuficiente, así como el déficit de hierro y sueño agravan el cuadro. Por todo ello, hemos de recomendar a nuestro paciente que cuide su alimentación, reduzca el consumo de sustancias tóxicas y practique relajación para mejorar el descanso nocturno y disminuir su nivel de estrés.
- Secundaria a patologías de tipo renal, cardiaco e hipotiroidismo que alteren la circulación sanguínea de la zona y den lugar a esta afección. En estos casos, si no se trata previamente la enfermedad que da origen al inesteticismo el tratamiento será paliativo.
- Envejecimiento. Las bolsas de los ojos son más comunes en personas de edad avanzada, lo cual resulta comprensible pues con el paso del tiempo no solo la piel sino que los tejidos en general, y en especial los que se encuentran alrededor del parpado inferior, se vuelven más fláccidos, hasta la musculatura de sostén flaquea , e incluso la grasa que proporciona cierto apoyo se degrada y se dirige hacia la parte inferior de este, lo cual incrementa la sensación de hinchazón del párpado, precisamente por ello se asocian las bolsas a la vejez.
En ocasiones, la aplicación de frío local en la zona inflamada produce una rápida mejoría, aunque solo en los casos más leves, en el resto contamos con la diatermia como un fiel aliado que nos permitirá resolver la situación en la mayor parte de los casos.
El tratamiento con diatermia estimula tanto la microcirculación como la macrocirculación, genera un drenaje extra y favorece la eliminación de las substancias derivadas del catabolismo, contribuyendo de esta forma a la reducción de las bolsas y ojeras en condiciones normales.
Antes de comenzar el tratamiento hay que descartar posibles enfermedades como causa de esa inflamación en el párpado inferior, ya que como hemos comentado anteriormente patologías tiroideas, procesos infecciosos, alergias a diversas sustancias y/o a medicamentos pueden ser las desencadenantes de la aparición de las citadas bolsas. Si tras 3-4 sesiones no se observa la mejoría esperada en el tratamiento estético o si la persona a tratar nos relata molestias extra en la zona, como urticaria o cambios en la sensibilidad de la piel, recomendamos una exploración más exhaustiva para tener un buen diagnóstico diferencial y descartar la existencia de otras patologías que vengan a complicar el cuadro clínico.
Incluso si las bolsas mejoran con la aplicación de diatermia, pero se instauran de nuevo con facilidad, debemos pensar en una causa genética o la influencia de una patología de origen renal o cardíaca, ya que de un modo indirecto pueden impedir un correcto drenaje y por tanto favorecer la inflamación de los tejidos.
El tratamiento con diatermia tiene por objetivo no solo reducir el inesteticismo, sino ir al origen de este, produciendo acciones y efectos fisiológicos tales como el incremento de la microcirculación, lo que lograremos con facilidad produciendo una hipertermia suave. En zonas periféricas a la bolsa u ojera, al trabajar con sensaciones térmicas un poquito más elevadas, la diatermia provoca una estimulación de los fibroblastos, con el consiguiente incremento de la producción de colágeno, y una activación de la macrocirculación al estimular el flujo de arteriolas y vénulas en la zona tratada. Con este tipo de tratamiento nos aseguramos tanto un efecto lifting inmediato como a largo plazo que es lo que todos queremos lograr, debido a una mejora sustancial de la circulación hemolinfática, nutrición y oxigenación local.
Los tratamientos más comunes de las bolsas de los ojos son los de recuperación: en ellos ya se encuentran presentes bolsas marcadas y lo que se busca es su desaparición o reducción, lo cual sucede en la mayor parte de los tratamientos. No debemos olvidar que, una vez finalizado el tratamiento, resulta imprescindible realizar unas sesiones de mantenimiento que pueden ser mensuales, de modo que evitemos el que pueda volver a aparecer este inesteticismo con cierta tendencia a mostrar recidivas.
Cuando las bolsas de los ojos tienen un gran contenido graso, la solución suele ser quirúrgica, aunque no está de más intentar previamente atajar el problema con diatermia, ya que en determinadas situaciones puede resultar resolutivo.
Diatermia Capacitiva para el tratamiento de las bolsas
La elevación de la temperatura estimula al sistema parasimpático, el cual para estabilizar la temperatura y mantener la homeotermia potencia el riego sanguíneo para restablecer el equilibrio, de esta forma el sistema linfático también ve incrementada su labor.
El tratamiento con la modalidad capacitiva activará la microcirculación y por tanto el drenaje linfático y venoso, favoreciendo asimismo la regeneración de los tejidos tratados al incrementarse la tasa metabólica de estos. La nutrición y la oxigenación extra sumada a los factores señalados anteriormente facilitan el incremento de la colagenosis, es por ello por lo que la diatermia en su modalidad capacitiva ha de ser nuestra técnica de elección en el tratamiento de las bolsas en las que fundamentalmente apreciamos un incremento de líquido en las bolsas de los ojos.
Colocación de la placa pasiva: la ubicación de la placa neutra que resulta más cómoda es, con el paciente en decúbito supino, justo en la zona interescapular, lo más cercana posible a la zona de tratamiento, lo que vendría a ser una geometría longitudinal corta. Siempre buscando que el contacto de la placa con la piel sea lo más completa posible, si ponemos crema en la placa nos aseguramos un conductividad óptima.
Aplicación del electrodo capacitivo: evitaremos realizar una presión excesiva, que resultaría molesta ya que esta zona es muy sensible. Utilizaremos el electrodo mediano. Hay que resistirse a utilizar el pequeño, ya que, aunque pueda parecer una buena opción ya que se adapta mejor al contorno del ojo, no lo es debido a que nos obliga a trabajar con menor cantidad de energía y abarca una menor superficie. Con el electrodo pequeño, aun trabajando con bajas intensidades, quema o puede llegar a molestar, no sucede lo mismo con el electrodo mediano. Hemos de entender que si con el electrodo pequeño podemos aplicar 10-12 Watios, con el mediano podremos usar bastantes más sin molestia alguna y desde luego los cambios metabólicos van a ser mucho mayores. Aunque solo tratemos con una parte del electrodo la bolsa, el resto se encuentra en contacto con el pómulo elevando la temperatura de una zona más amplia de la cara y lo que va a producir un potente efecto es precisamente eso, no el planchado local de la bolsa.
El tratamiento ha de ser agradable, en todos los casos evitaremos la percepción de calor excesivo.
En el caso de ojeras oscuras, además del tratamiento con diatermia, les podemos recomendar el uso de cremas despigmentantes, y para las ojeras vasculares la aplicación de un contorno de ojos ricos en Vit. K
Tiempo de tratamiento: entre 10 – 12 minutos por cada bolsa suele ser suficiente.
Intensidad: como hemos indicado previamente trabajaremos con potencias medias-bajas. En todos los tratamientos buscamos que el paciente perciba una sensación térmica suave, grado II, que le resulte grata, jamás la sensación de calor excesivo. En el caso de pacientes con ojeras vasculares congénitas, deberemos trabajar siempre con sensaciones térmicas muy suaves e incluso atérmicas al principio, ya que lo que buscamos es mejorar el riego de la zona, disminuir la estasis venosa y evitar la neovascularización.
Frecuencia: Siempre frecuencias altas de 1 a 1.2 MHz.
Diatermia Resistiva para el tratamiento de las bolsas
La modalidad resistiva en diatermia nos resultará especialmente útil en el tratamiento del tejido graso, por tanto, en las bolsas en las que se observe acumulación grasa, será la modalidad para elegir. La combinación de diatermia capacitiva y resistiva suele proporcionar los mejores resultados pues casi nunca nos encontramos con unas bolsas absolutamente acuosas o grasas.
Colocación de la placa pasiva: al igual que en la aplicación capacitiva la zona de elección para situar la placa pasiva se encontrará entre las escapulas, buscando un buen contacto y usando crema para mejorar la conductividad.
Aplicación del electrodo resistivo: desplazaremos el electrodo resistivo mediano sobre la zona de la bolsa y periferia, sorteando siempre cualquier aplicación sobre el párpado móvil y por tanto sobre el globo ocular, ya que es un órgano muy sensible y únicamente especialistas en este campo estarían capacitados para realizar este tipo de aplicación. Ejerceremos una presión muy suave debido a que la piel en esta zona es muy sensible. Movimientos lentos y continuos que irán de la bolsa hacia las cadenas ganglionares para favorecer el drenaje, hacia los pómulos y zonas próximas, tratando no solo las bolsas, sino que incluiremos también tejido vecino, para lograr los mejores resultados.
Tiempo de tratamiento: usaremos la diatermia alrededor de 10 a 12 minutos, es decir, 10 minutos en cada bolsa. Si vamos a aplicar ambas modalidades repartiremos el tiempo entre ambas.
Intensidad: insistimos siempre en que la sensación resulte grata, lo que denominamos sensación térmica grado II, en ningún caso sensación de que quema.
Frecuencia: siempre frecuencias altas entre 1 a 1.2 MHZ.
Tanto si trabajamos con la modalidad capacitiva, como con la resistiva o una combinación de ambas, hemos de tener en cuenta que al tratarse de una zona de la cara muy sensible y con una piel extremadamente delgada, debemos tener especial cuidado a la hora de realizar el protocolo de tratamiento y programar el equipo. Para evitar picos de calor en determinadas zonas lo mejor es que nuestra diatermia/radiofrecuencia disponga de control dinámico de impedancia. Si además nos permite realizar la calibración del equipo para cada caso individual, evitaremos sensaciones molestas en pacientes con impedancias elevadas o pieles muy sensibles.
Siempre insistimos en que la diatermia la apliquen profesionales de la salud (médicos, enfermeros o fisioterapeutas especializados en tratamientos dermatofuncionales) y esteticistas titulados, que hayan realizado formación específica en el uso de esta tecnología avanzada, ya que no es una simple aplicación estética, es un tratamiento real de salud que trabaja con mucha energía y además de los beneficios circulatorios incrementa el drenaje de los catabolitos, acelera el trofismo local y favorece la recuperación, regeneración y rejuvenecimiento de los tejidos tratados.
El uso de la diatermia estética y dermatofuncional tiene, tal y como hemos comentado, muchos beneficios y pocas contraindicaciones. Recordamos que dentro de las absolutas está el embarazo, presencia de marcapasos y dispositivos electrónicos implantados, tumores, fiebre y hemorragias recientes, entre otras. En tratamientos faciales y, sobre todo cuando vayamos a trabajar en la zona de periocular, hay que tener presente que no debemos aplicarla si el paciente lleva hilos o implantes metálicos, padece enfermedades infecciosas del ojo y tejido orbitario, glaucoma con presión elevada y exoftalmos en la enfermedad de Basedow.