Esmeralda Banacloy Martínez
Francisco Barrios Marco
Fisioterapeutas.
Autores del Libro Diatermia Capacitiva y Resistiva
DIATERMIA EN EL TRATAMIENTO DE LA ARTROSIS
Podemos definir la artrosis como el proceso degenerativo más común en nuestra especie. Al llegar a cierta edad la mayor parte de la población sufre desgaste del cartílago articular, especialmente en aquellas articulaciones que han sufrido un mayor esfuerzo o carga a lo largo del tiempo.
Cuando el cartílago articular degenera, pudiendo llegar incluso hasta desaparecer, queda también limitada su función, que es proteger al hueso subcondral. Con la degeneración aparecen osteofitos y procesos inflamatorios locales que causan dolor y limitación en la capacidad de movimiento. Conforme pasa el tiempo la fuerza quedará afectada, ya que el paciente cada vez se mueve menos, entrando todo el proceso en una espiral de deterioro que no ofrecerá un buen pronóstico.
Conforme la artrosis avanza se vuelve más insidiosa, pues se caracteriza por generar más dolor y mayor incapacidad funcional. El dolor y la limitación de la amplitud de movimiento se experimentan psicológicamente como una pérdida, y por ello puede acarrear además trastornos de tipo emocional que no hemos de dejar de tener en cuenta.
Las articulaciones que soportan más carga suelen ser las de la columna lumbar, rodillas y caderas, es por ello que son las que comúnmente se ven más afectadas por la artrosis, aunque no debemos olvidar que cualquier articulación del cuerpo puede sufrir esta patología en mayor o menor grado.
Si tratamos la artrosis desde el comienzo de sus manifestaciones la evolución de la patología será significativamente mucho más positiva, es preciso estar atento a los primeros síntomas, a las primeras manifestaciones que han de hacer saltar las alarmas y comenzar desde ese instante un proceso de tratamiento que reducirá sensiblemente los efectos negativos de la artrosis e incluso puede llegar a evitar o retrasar lo máximo posible el tratamiento quirúrgico.
El proceso de diagnóstico de la artrosis tiene en cuenta fundamentalmente la información que nos aporta el paciente y se confirma por la exploración radiográfica. En general, la forma en que refiere sus molestias es en esencia una descripción clara de los síntomas de la artrosis:
Rigidez matutina, parece como si costara moverse y lo hiciese a cámara lenta, poco a poco conforme el paciente se va moviendo percibe como esa molestia, esa rigidez va declinando y todo parece volver a la normalidad.
Dolor articular, que es más acusado tras períodos de inmovilidad, al levantarse por la mañana, al conducir mucho tiempo o estar sentado a la mesa. Al comienzo ese dolor disminuye conforme el paciente inicia la actividad, cuando calienta por así decirlo. Cuando la artrosis avanza el movimiento potencia el dolor.
En casos más avanzados aparecen crepitaciones que el paciente narra que puede escuchar, e incluso deformaciones articulares.
El tratamiento irá ligado claramente a la reducción de los síntomas. El alivio del dolor formará parte de nuestro primer objetivo, cualquier tratamiento sedante que permita al paciente mejorar la capacidad de movimiento de la articulación afectada, mejorará su funcionalidad y le permitirá empezar a tener una esperanza real en el horizonte de esta patología tan limitante.
Dentro de nuestra caja de herramientas como fisioterapeutas la Diatermia es la técnica que resulta más potente como analgésico y antiinflamatorio al mismo tiempo. Además la elevación de la temperatura va a mejorarla viscoelasticidad de los tejidos que tratamos y con ello su rango de movilidad articular, justo lo que necesitamos.
Aparte del tratamiento con Diatermia procuraremos que el paciente adopte actitudes que ayuden a mejorar su calidad de vida, sobre todo en pacientes con sobrepeso y en todos aquellos que realicen actividades en que sus articulaciones tengan que soportar excesiva carga.
Aconsejaremos, en la medida de lo posible, realizar actividad física aeróbica de forma periódica: andar, natación y ejercicios programados de fuerza resistencia que mejoren progresivamente su capacidad funcional.
La Diatermia es especialmente eficaz frente al dolor, la tensión y déficit de movilidad por diversos motivos:
La elevación de la temperatura dificulta la conducción de la sensación dolor al SNC. Al no recibir esa aferencia, no tiene porqué mantener unas eferencias de contracción como medio de defensa, por la que disminuye la contractura refleja y con ella el dolor. Al mismo tiempo llegan señales de calor intensas y agradables, lo que se interpreta como algo positivo, hay un nuevo equilibrio que se orienta hacia un predominio del parasimpático y por tanto a la relajación. La temperatura aumenta, la movilidad mejora, llega sangre arterial a refrescar lo tejidos y con ella oxígeno y nutrientes, lo que mejorará las condiciones del tejido dañado y territorio adyacente.
Si hay una posibilidad real de regeneración la Diatermia contribuirá a ello intensamente.
Aunque nos referimos generalmente en los tratamientos que indicamos a casos crónicos, es como suelen llegar a nuestros centros de fisioterapia, no olvidemos que cualquier patología puede atravesar procesos de reagudización e inflamación, y que las cantidades de energía que utilizaremos en esos casos serán sensiblemente inferiores.
TRATAMIENTO CON DIATERMIA / RADIOFRECUENCIA CAPACITIVA
Es muy común considerar que en la artrosis hay que tratar exclusivamente con la técnica resistiva, ya que el tejido óseo se calienta bien con esta técnica, no es incorrecto del todo, lo que sucede es que en muchas ocasiones la inmovilidad y el dolor han llevado a la musculatura responsable del movimiento articular a un estado de tensión e isquemia, que precisa ser tratada si queremos obtener el mejor resultado posible.
Tiempo de tratamiento: dependerá del tamaño de la articulación y por tanto de la musculatura peri articular. Podemos dar una orientación aproximada de 10-15 minutos.
Intensidad: en general sobre el tejido muscular en estos casos trataremos con una sensación térmica Grado 3, intensa, con calor claramente percibido pero en ningún caso con la sensación de que “quema”. Nuestro objetivo es relajar la musculatura, y lo conseguiremos a temperaturas elevadas, cerca de 42 grados, pero no queremos activar procesos inflamatorios, ni estimular el simpático con sensaciones que el paciente experimente como desagradables o dañinas, ya viene con suficientes molestias, procuremos no añadir más. El paciente ha de sentirse a gusto, relajado y seguro en todo momento.
Si detectamos zonas que soporta bien y otras que con la misma intensidad le desagradan, estamos atentos a pasar el manípulo por esos territorios un poco más rápido para que le resulte una sensación equilibrada. También podemos trabajar con corriente de emisión pulsada lo que resultará más cómodo.
Aplicación del electrodo capacitivo activo: sobre toda la musculatura peri articular.
Colocación de la placa pasiva: aunque la recomendación general suele ser colocar la placa transversal, en relación al electrodo capacitivo activo, otro modo que aconsejamos es colocarla lo más próxima a la salida de las raíces nerviosas del dermatoma. De este modo trataremos la musculatura; pero también un territorio más amplio, y al actuar sobre grandes zonas lograremos elevar el nivel de sustancias morfomiméticas en el líquido cefalorraquídeo y con ello obtendremos una elevación del umbral del dolor.
Frecuencia: trabajaremos con la frecuencia más baja que tenga disponible nuestro equipo. Hoy en día prácticamente casi todos los equipos de calidad son multifrecuencia, lo cual nos permite obtener los mejores resultados en profundidad a frecuencias bajas y en superficie con frecuencias altas
TRATAMIENTO CON DIATERMIA / RADIOFRECUENCIA RESISTIVA
Tiempo de tratamiento: dependerá del tamaño de la articulación. Si tratamos una rizartrosis el tiempo no es preciso que pase de los diez minutos, en cambio en una artrosis de rodilla podemos llegar a los 20 minutos. Así que el tiempo programado estará en función del área a tratar.
Intensidad: habremos de llegar en casos crónicos a una sensación térmica grado 3, calor intenso aunque agradable, de ese modo mejoraremos tanto el riego sanguíneo como la viscoelasticidad de los tejidos. Aplicaremos niveles de intensidad más bajos solo en casos de agudización o subagudos.
Aplicación del electrodo resistivo: sobre todo el tejido afectado por la artrosis, y si nos extendemos unos centímetros más allá mejor. Debemos recordar que con la técnica resistiva podemos mover o dejar el electrodo fijo en una zona en la que queremos insistir más y desplazarlo a otro lugar cuando la temperatura se vaya elevando. También es posible utilizar la técnica de manos libres si nuestro equipo dispone de estos accesorios.
Colocación de la placa pasiva: podremos observar que si colocamos la placa pasiva de modo transversal nuestra acción sobre los procesos de mejora de la movilidad y de regeneración son mejores. Colocando la placa pasiva lo más cercana posible a las raíces nerviosas del dermatoma correspondiente no solo disminuye el dolor sino que se mantiene esa mejoría más tiempo.
Frecuencia: con la más baja que nuestro equipo nos pueda proporcionar, ello se percibirá rápidamente como una sensación agradable de calentamiento profundo.