Esmeralda Banacloy Martínez.
Francisco Barrios Marco.
Fisioterapeutas.
Autores del Libro Diatermia Capacitiva y Resistiva
DIATERMIA / TECARTERAPIA EN EL TRATAMIENTO DEL SÍNDROME DE DOLOR MIOFASCIAL
Como ya hemos comentado en anteriores artículos, la mayor parte de los pacientes que acuden a nuestras consultas lo hacen porque tienen dolor y no encuentran una solución definitiva en los fármacos.
Por otro lado, la evidencia clínica nos muestra que un porcentaje altísimo de dichos pacientes con dolor tienen una patología muscular. Una buena anamnesis y una minuciosa exploración nos permitirá realizar el tratamiento adecuado para alcanzar la correcta evolución de la patología.
De todos los posibles trastornos musculares, el Síndrome de dolor miofascial (SMF) es mucho más común de lo que nos imaginamos. Como no presenta alteraciones estructurales que se puedan evidenciar por Rx, RNM o análisis y muchas veces está asociado a otros procesos musculo-esqueléticos, es difícil de diagnosticar.
Lo que sí debemos tener claro es que para poder considerarlo Síndrome Miofascial el paciente debe presentar: Una banda tensa dentro del músculo, que al palparla se percibe como un cordón que discurre en el sentido de las fibras musculares, un punto hipersensible que genera dolor (trigger points o punto gatillo), a lo largo de dicha banda y que al estimular dicho punto se produzca una sensación de dolor referido, que no tiene por qué coincidir con la distribución de un nervio periférico o raíz, pero que se asemeja a las molestias de una neuropatía (aunque sin existir asociado un déficit motor o sensitivo).
Para no tener dudas de si nos encontramos o no ante un SMF y no confundirnos por ejemplo con una fibromialgia, podemos comprobar para terminar de confirmarlo si:
- El paciente experimenta un aumento del dolor a estirar o realizar una contracción de dicho músculo, ya que normalmente la capacidad de estirarse está limitada o incluso el músculo está acortado.
- Presenta debilidad muscular, tensión y fatiga muscular.
- El paciente responde con lo que se conoce como signo del salto cuando presionamos el trigger point, (dicha presión resulta tan molesta que la persona reacciona de forma refleja realizando una sacudida)
- Aparece tras la palpación o al realizar una punción sobre el punto gatillo una contracción local, que se puede apreciar a simple vista, por el tacto o con una ecografía.
- En ocasiones coexisten alteraciones vegetativas en la regionales como edemas, sudoración, cambios en la temperatura y en el aspecto de la piel…
Las causas de la aparición del SMF no son claras, aunque si se relacionan con: sobrecargas musculares, microtraumatismos de repetición, traumatismos agudos, sedentarismo, mantenimiento de malas posturas, déficit de vitaminas, déficit de descanso nocturno, etc. Todos estos factores acaban provocando cambios morfológicos (rigidez y acortamiento de la fibra muscular), hipoxia, isquemia y agotamiento energético muscular, alteraciones a nivel de la placa motora y de las vías nociceptivas, al producirse una aumento de los niveles de neuropéptidos, catecolaminas y citoquinas proinflamatorias, lo que se traduce en hiperalgesia y en ocasiones alodinia.
Resumiendo, cuando un estímulo crónico o agudo provoca que se libere de manera sostenida acetilcolina en la placa motora, se produce una contracción mantenida muscular. Ésta conlleva a un agotamiento energético, un déficit de riego sanguíneo y por consiguiente de O2, una acumulación de toxinas y sustancias de desecho, una acidificación del medio y a la larga lesión de las fibras musculares, lo que se traduce en liberación de sustancias nociceptivas, que aumentan la contractura refleja, la formación de puntos gatillo y a la larga alteraciones histológicas tanto a nivel muscular, fascial y nervioso.
Como podemos deducir, es muy importante realizar un tratamiento lo más precoz posible para romper el círculo vicioso y evitar que al cronificarse la disfunción, el pronóstico sea mucho peor.
Hay dos tipos de tratamiento, la terapia física y la farmacológica, y en ocasiones se combinan ambas:
- El tratamiento farmacológico puede incluir: antiinflamatorios no esteroideos, parches de lidocaína, relajantes musculares, ansiolíticos…
- El tratamiento físico, que en principio debe tener varias fases bien diferenciadas:
- La primera, tratar el síntoma más apremiante, el dolor. Para ello contamos con diversas técnicas fisioterápicas: terapia manual, estiramientos, punción seca, laser, magnetoterapia, ondas de choque y por supuesto DIATERMIA.
- La segunda, identificar la(s) causa(s) de los puntos gatillo para realizar un tratamiento orientado a eliminarla(s), al tiempo que intentamos un reacondicionamiento de la musculatura afectada: mediante técnicas de reajuste postural corrigiendo malos hábitos posturales, cuidados ergonómicos en el trabajo y durante las actividades de la vida diaria y ejercicio físico suave, eliminando de momento aquellas disciplinas que puedan agravar el problema.
- La tercera tratar los problemas asociados, como son: las carencias alimentarias, en caso de que hubiese, el estrés y la falta de descanso nocturno, enseñando al paciente técnicas de relajación.
Si tenemos presente la fisiopatología del Síndrome de dolor miofascial, veremos que la Diatermia es una herramienta de primera elección dentro de nuestro arsenal terapéutico. Como ya hemos mencionado en anteriores artículos, la diatermia se caracteriza por tener un potentísimo efecto analgésico. Además, como incrementa la temperatura en el interior del tejido diana, conseguimos un claro aumento de la hiperemia, por lo que reduce la isquemia, mejora la hipoxia, disminuye la concentración de toxinas producidas por la contracción mantenida y reactiva la bomba de Na-K, incrementando con ello la producción de ATP. Al mismo tiempo, su efecto relajante favorece la eliminación de la contractura refleja y si combinamos su aplicación con terapia manual y estiramientos, aprovechando que la diatermia aumenta la extensibilidad de los tejidos, mejoraremos el acortamiento. Se recomienda realizar estiramientos lentos y sostenidos en lugar de rápidos y cortos, ya que los primeros tienen un efecto más positivo y mantenido.
TRATAMIENTO CON DIATERMIA / TECARTERAPIA RESISTIVA
La diatermia resistiva nos permite llegar a fascias musculares y adherencias en planos profundos, saltándose los límites que ésto implica para las manos del terapeuta.
Para ello, podemos valernos de los electrodos resistivos redondos clásicos o de los electrodos conocidos como “Miofasciales”, que están especialmente diseñados para:
·Realizar movimientos de fricción.
·Despegar adherencias.
·Maniobras de masaje lento y con presión para producir una mayor relajación.
·Tratamiento de la musculatura paravertebral de ambos lados.
Además de poder realizar masaje tipo Cyriax, estiramientos tendinosos, realizar maniobras para despegar planos superficiales de profundos, liberación por presión del PG.
TRATAMIENTO CON DIATERMIA / TECARTERAPIA CAPACITIVA
Desplazaremos el electrodo capacitivo sobre la musculatura contracturada, insistiendo en la zona de la banda tensa. Si es posible, al mismo tiempo que desplazamos el electrodo le pediremos al paciente que realice movimientos suaves y lentos. También es recomendable aplicar un ligero masaje, bien con la mano que queda libre o con la que pasamos el electrodo capacitivo. Aplicando la técnica capacitiva buscamos tratar sobre todo el dolor y la contractura muscular.
Si el equipo de diatermia que vamos a utilizar tiene suficiente potencia, más de 100 w, colocaremos siempre que nos sea posible la placa de retorno en el diafragma, en caso de tratar la parte posterior del cuerpo o en la zona dorso-lumbar si estamos tratando la anterior.
La frecuencia a utilizar, estará en función de la profundad del tejido diana, es decir, baja para estructuras profundas (sobre 500 KHz) y más alta para superficiales (sobre 700 KHz)
Si queremos actuar sobre el síntoma dolor, trabajaremos con sensaciones térmicas suaves, sí por el contrario nos interesa más disminuir la contractura, buscaremos sensaciones térmicas más altas (grado 3).
La duración del tratamiento capacitivo dependerá de la extensión de la afectación muscular y la causa que dio origen al síndrome, normalmente estará alrededor de 10-15min.