Francisco Barrios Marco
Esmeralda Banacloy Martínez
Fisioterapeutas.
Autores del Libro Diatermia Capacitiva y Resistiva
TRATAMIENTO CON DIATERMIA DE LA RUPTURA DEL TENDÓN DE AQUILES
De los tendones del cuerpo que tienen una mayor tendencia a sufrir roturas se halla en tercer lugar, el tendón de Aquiles, por detrás del manguito de los rotadores y del tendón de los cuádriceps. Es un tendón que queda bastante expuesto, ya que es muy superficial y está poco vascularizado, sobre todo en su porción más estrecha, que se localiza a unos pocos centímetros de su unión con el calcáneo. En función de la extensión de la lesión podemos encontrarnos con roturas totales o parciales y según sea el tiempo de evolución de la misma, estaremos ante una rotura aguda o con una crónica (inveterada y recidivante).
Los mecanismos por los que el tendón de Aquiles puede romperse son básicamente dos: un traumatismo directo o un gesto brusco que hace que se sobrepase la capacidad de extensibilidad del tendón.
Un porcentaje elevado de casos en los que se presenta una rotura, total o parcial, se debe fundamentalmente a la degeneración del tendón, debido a:
- La edad avanzada del paciente, ya que se han ido produciendo cambios histopatológicos en el tendón que lo vuelven más frágil.
- Haber sufrido muchas lesiones en el tendón que no se han recuperado correctamente (tendinosis).
- Padecer enfermedades sistémicas, como pueden ser el lupus eritematoso, diabetes, artritis reumatoide, enfermedades del colágeno…
También puede darse en personas jóvenes: que practican deporte sin calentar previamente, que no realizan los estiramientos oportunos o que someten a esfuerzos para los que no están preparados, bien porque no se conceden el tiempo adecuado para recuperar, o aumentan demasiado rápido el tiempo o intensidad del entrenamiento.
La prueba clínica implica un diagnóstico fuera de duda alguna, la presión sobre el tríceps sural no genera movimiento en la planta del pie, al no producirse flexión plantar alguna queda en evidencia la sección completa del tendón de Aquiles. Caso aparte es cuando se trata de una rotura parcial, lo que nos obligará a recurrir a pruebas de imagen.
Una sección completa del tendón de Aquiles aun recuperándose satisfactoriamente, deja un tejido que favorece nuevas recidivas, la cicatriz dispondrá de menor riego, con déficit sensorial y con el tejido menos organizado que el colágeno que no ha sido afectado por la lesión, la colaboración del paciente para evitar las recaídas es imprescindible. Especial atención a la causa que originó la ruptura para evitar que vuelvan a producirse las circunstancias que dieron origen a la actual lesión del tendón.
Se impone el tratamiento quirúrgico en las roturas totales, tras el periodo de reposo observaremos una reducción notable de la amplitud articular, perdida considerable de fuerza muscular, se producen adherencias y las movilizaciones activas o pasivas son dolorosas. Hay que evitar sobre todo la tendencia a la flexión plantar producto de una retracción no resuelta.
El tratamiento de fisioterapia se inicia tras la intervención, procurando mejorar la circulación por medio de masaje de la musculatura accesible de la pierna o muslo, fortalecimiento con isométricos de cuádriceps y deambulación con bastones en cuanto sea posible. En la segunda fase, el tratamiento estará orientado al desarrollo de la fuerza y de la amplitud articular, en un periodo de dos a tres meses deberíamos conseguir una deambulación sin bastones e incluso caminar de puntillas.
La Diatermia es la técnica de electroterapia más potente y eficaz de cara a lograr dos de los objetivos fundamentales en el proceso de recuperación:
1.– Reducción del dolor, para el paciente es el síntoma más importante, y de cara a la recuperación hemos de tener en cuenta que si le duele el paciente no moverá o lo hará de forma muy limitada. La reducción del dolor es un medio esencial para lograr nuestro objetivo fundamental, que es alcanzar una buena movilidad articular. La Diatermia genera un bloqueo del dolor muy efectivo cuando se aplica correctamente, el aumento de temperatura se transmite por fibras nerviosas C y A delta, que son polimodales, si además realizamos un masaje con las manos, las fibras mielínicas A Beta trasmitirán al mismo tiempo la información al hasta posterior de la médula. En ese punto la información en forma de calor intenso y de sensaciones táctiles de bajo umbral, es capaz de producir un efecto bioquímico que actúa inhibiendo el glutamato y sus derivados, favoreciendo la actuación del ácido gamma amino butírico (GABA) que actúa como inhibidor, la percepción del dolor queda limitada, se producen toda una serie de substancias morfomiméticas como la dinorfina y metionina que elevan el umbral del dolor y al mismo tiempo que se reduce la actividad de los inhibidores opiáceos, todo ello lleva a una reducción del dolor que se mantendrá mientras la bioquímica medular mantenga su predominancia inhibidora.
2.– La Diatermia al elevar la temperatura mejora la elasticidad, desde el colágeno y la elastina a todos aquellos tejidos que han podido quedar adheridos por la inmovilización. El aumento del riego sanguíneo aporta nutrición y reduce la hipoxia de los tenocitos, lo cual facilita el retorno a la normalidad del tejido afectado. El aumento de la elasticidad y del riego sanguíneo es justo lo que precisamos para poder iniciar un proceso de rehabilitación, que mejore los arcos de recorrido articular, tanto de forma activa como pasiva. Basta comprobar los grados de movilidad antes y después de aplicar la Diatermia para verificar la eficacia de esta técnica. Recordemos que sólo la generación de una elevada temperatura no es bastante para aumentar el rango de recorrido articular, tras los primeros minutos de iniciar la aplicación de la diatermia habremos de realizar estiramientos del tendón, de ese modo el colágeno se organiza en el sentido del estiramiento y al enfriarse mantendrá en gran parte, el grado de movilidad logrado con la Diatermia.
TRATAMIENTO CON DIATERMIA CAPACITIVA DE LA RUPTURA DEL TENDÓN DE AQUILES
Con el tratamiento de Diatermia capacitiva vamos a procurar relajar el tríceps sural, de modo que la carga sobre el tendón sea mínima, la hiperemia nos vendrá muy bien como modo de preparación a los trabajos de fortalecimiento muscular y propiocepción.
El calentamiento profundo activa el drenaje y favorece la realización de estiramientos posteriores a la aplicación de la técnica capacitiva.
Colocación de la placa pasiva: Preferiblemente de modo longitudinal, así lograremos tanto relajar la musculatura como mejorar el drenaje, la placa de retorno la colocaremos con el paciente en decúbito prono justo en contacto con los cuádriceps. Aunque si no buscamos el efecto drenante también podemos colocarla en la planta del pie, en una geometría corta.
Aplicación del electrodo capacitivo: Usaremos el electrodo capacitivo mediano o de mayor diámetro sobre toda la musculatura del tríceps sural, al mismo tiempo que realizamos un masaje suave con la mano libre.
Tiempo de tratamiento: 10-15 minutos.
Intensidad: buscamos obtener una sensación térmica grado III (elevada pero agradable), en ningún momento sensación de que “quema”, ya que el objetivo fundamental es lograr relajar la musculatura. Si lo que deseamos es un efecto drenante habremos de trabajar como mucho con un grado II, calor claramente perceptible pero moderado.
Frecuencia: como hemos de alcanzar no solo gemelos sino sóleo, es recomendable trabajar con una frecuencia baja de entre 400-500 KHz, los equipos actuales casi todos son multifrecuencia y nos permiten seleccionar múltiples frecuencias.
TRATAMIENTO CON DIATERMIA RESISTIVA DE LA RUPTURA DEL TENDÓN DE AQUILES
Es conveniente utilizar la técnica resistiva sobre todo el tendón, para mejorar la extensibilidad, el colágeno mejora sus propiedades elásticas cuando aumenta la temperatura. Al mismo tiempo ese incremento provoca una hiperemia que tiene por objetivo restablecer la homeotermia, la oxigenación y la nutrición, todo ello le viene muy bien a los tenocitos para incrementar su capacidad de regeneración y reparación.
Aconsejamos realizar el tratamiento resistivo al mismo tiempo que sometemos al tendón a estiramientos leves. Si disponemos de equipos de Diatermia con placas automáticas podemos realizar un tratamiento de propiocepción al mismo tiempo que aplicamos la corriente diatérmica, todo ello combinado mejorará la estabilidad del pie, proporcionando una integración de todos los tejidos que se combinan en los movimientos del mismo, evitando o reduciendo la posibilidad de nuevas recaídas.
Colocación de la placa pasiva: preferentemente de forma longitudinal, ya que de ese modo actuaremos sobre el dolor y activaremos el drenaje, en decúbito prono colocaremos la placa en cuádriceps. La colocaremos lo más transversal posible solo si el dolor es muy intenso y queremos provocar una elevación rápida de la temperatura. Atención en los casos en los que se presenten procesos inflamatorios pues solo podremos realizar tratamientos atérmicos.
Aplicación del electrodo resistivo: La utilización del electrodo resistivo de menor tamaño nos permitirá moverlo y adaptarnos mejor a la morfología del tendón de Aquiles, dedicaremos mayor espacio de tiempo a los puntos en los que el paciente nos refiera más dolor y también a las zonas en las que percibamos un cierto empastamiento o densificación, sin olvidar la unión miotendinosa.
De modo alternativo podemos realizar una aplicación con un electrodo resistivo de mayor diámetro dejándolo fijo sobre el calcáneo o la fascia plantar, con la placa pasiva en gemelos, de ese modo observaremos que sin tocar el tendón de Aquiles, este eleva su temperatura, siempre buscando sensaciones que resulten agradables para el paciente.
Si nuestro equipo dispone de electrodos Miofasciales, realizaremos un tratamiento con los mismos en las zonas densificadas y con movilidad restringida en la musculatura de la pantorrilla, insistiendo en las uniones miotendinosas. En el caso de que la lesión esté en un periodo agudo, evitaremos tratar directamente el tendón con los electrodos Miofasciales y nos dedicaremos más a las zonas periféricas, por el contrario si estamos ante un caso crónico, tratando secuelas de una intervención o una rotura parcial mal curada, trabajaremos sobre la musculatura y también directamente sobre el tendón.
Tiempo de tratamiento: 10 minutos.
Intensidad: diferenciamos entre la fase aguda, en la que trabajaremos en atermia. Superada esta primera fase inicial buscamos alcanzar sensaciones térmicas grado II, con un calor claramente perceptible aunque muy cómodo de llevar y pasadas las primeras dos semanas de tratamiento, podremos aumentar la potencia para incrementar la sensación térmica percibida por el paciente; pero nunca llegando a niveles molestos.
Frecuencia: sobre el tendón podemos trabajar con 1 MHz cuando realizamos la aplicación con el electrodo pequeño. Si realizamos el tratamiento con el electrodo resistivo de mayor tamaño desde la planta del pie, es conveniente trabajar con frecuencias bajas de 400 a 500 KHz
No debemos olvidar los puntos gatillo, en caso de que se encuentren presentes, pues aun siendo algo sencillo de tratar con la técnica resistiva, podemos obviarlos y al ser una fuente de dolor, el paciente no experimentará la mejoría que desea. Podemos hacerlo realizando la técnica de tres máximos con el electrodo pequeño, o bien usar un electrodo miofascial diseñado para este tipo de aplicación.
La Diatermia es una técnica que nos facilitará reducir los tiempos de recuperación y en ocasiones, el paciente podrá verificar la mejoría tras cada sesión, lo que facilita su implicación y expectativas de mejoría.