Esmeralda Banacloy Martínez

Fisioterapeuta

Autora de: Libro Diatermia Capacitiva y Resistiva y Cursos Online de Therapy Global Solutions

TRATAMIENTO DE LA GOTA CON DIATERMIA

La gota es una modalidad compleja de artritis, que supone un proceso inflamatorio acompañado de dolor en la articulación o articulaciones en las que se padece.

En general, los episodios de dolor ocurren más a menudo en las diversas articulaciones del pie, aunque también es común que se sufra de gota en otras articulaciones como las de la rodilla, codos o muñecas. La hiperuricemia es la que facilita la generación y el acúmulo del urato monosódico en las articulaciones, una vez que se supera la concentración que da lugar a la cristalización las articulaciones afectadas duelen intensamente.

Es una patología que puede presentarse a cualquier edad y que se manifiesta de modo abrupto y con altas dosis de hipersensibilidad, ya que hasta el más mínimo roce sobre la articulación produce dolor.

No en todas las situaciones los cristales de urato monosódico se sitúan en el interior de las articulaciones, en ocasiones se producen agregados que cristalizan en la periferia de estas, a esta forma particular de acumulación se le denominan tofos. En todos los casos este elemento extraño se convierte en un componente que irrita los tejidos periféricos y produce inflamación y dolor.

Si bien es cierto que padecer gota implica la existencia de hiperuricemia, ello no significa que en todos los casos en los que el paciente tiene elevados niveles de ácido úrico vaya a sufrir de gota. Aún queda por explicar por qué personas con altos niveles de ácido úrico en sangre apenas sufran episodios de gota, y sin embargo otras con concentraciones séricas ligeramente superiores a la normalidad padecen intensos y recurrentes episodios de esta patología.

El riesgo de padecer gota se incrementa con la edad, es más común en hombres que en mujeres, existiendo una clara predisposición genética. En las mujeres se incrementa el nivel de riesgo en el período post menopausia.

El tratamiento debe ir orientado en todo caso a reducir la hiperuricemia, los síntomas pueden ser tratados eficazmente e incluso pueden prevenirse los brotes con una colaboración activa por parte del paciente. La disminución del ácido úrico es el elemento clave para reducir los cristales de mono urato en las articulaciones afectadas, facilitando el regreso a la normalidad y una recuperación total.

En los casos en los que el paciente retorna a hábitos que facilitan el incremento de la concentración de ácido úrico, volverá a sufrir las consecuencias de este tipo particular de artritis.

El elevado consumo de alimentos hiper procesados, lo que implica una dieta alimenticia incorrecta, tan común en las denominadas sociedades avanzadas, es una de las causas más generalizadas del incremento de esta patología.

Se considera que la hiperuricemia se origina debido a:

   a.- Incremento de la generación de ácido úrico por el organismo. En general debido a un elevado consumo de alimentos que favorecen el anabolismo de esta sustancia: mariscos, bebidas azucaradas, alcohol, carnes rojas…, todo ello se ve agravado cuando existe un déficit del catabolismo, cuando hay una menor cantidad de enzimas encargadas de la reducción del exceso de ácido úrico.

   b.- Disminución del catabolismo del ácido úrico. La disminución de la función renal da origen a la incapacidad para eliminar adecuadamente el exceso de ácido úrico. La reducción de la filtración glomerular puede quedar afectada por múltiples factores: sustancias que van desde la aspirina a todo tipo de diuréticos pueden encontrarse en el origen de esta dificultad de filtrado, ocasionando toda una serie de patologías entre las que se encuentra la gota.

La gota es un tipo de artritis, que, tratada adecuadamente, evoluciona de modo muy favorable. En el primer brote suele manifestarse de modo mono articular.  En ocasiones posteriores no resulta extraño que pueda presentarse en varias articulaciones al mismo tiempo, aunque lo más frecuenta es la afectación mono articular.

El uso de la diatermia resulta especialmente útil en el tratamiento de los síntomas que se manifiestan en este tipo de artritis. La elevación de temperatura justo sobre la zona afectada facilita la disolución de los cristales de urato monosódico. Su solubilidad aumenta notablemente conforme lo hace la temperatura, por otra parte, el incremento del riego sanguíneo reduce su concentración, de este modo la suma de ambos factores se convierte en el mecanismo más rápido y eficaz para reducir la concentración de los cristales de urato monosódico y por tanto del dolor y la inflamación.

Tratamiento específico del dolor por medio de neuromodulación con diatermia.

La modalidad resistiva diatérmica es capaz de actuar frente al dolor de un modo muy potente. Sin ser una técnica invasiva nos proporciona un eficaz sistema de neuro modulación que reducirá el dolor percibido rápidamente.

Utilizaremos el electrodo mediano resistivo justo sobre la zona en la que se percibe dolor, programaremos la frecuencia más baja de que disponga nuestro equipo. Recomendamos usar la técnica denominada de los 3 máximos, que consiste en ir subiendo la intensidad progresivamente hasta que el paciente nos indica que la sensación de calor es muy elevada y puede empezar a resultar molesta, en ese instante separaremos el electrodo, reduciremos la intensidad de entre un 5% – 10% y volveremos a colocarlo justo sobre la zona dolorida. Atención a la presión ejercida con el manípulo, para que no aumentemos el dolor debido a un exceso de esta. Mantendremos fijo el electrodo resistivo hasta que de nuevo el paciente nos indique que la sensación térmica es muy elevada, de nuevo volveremos a separar el manípulo y reduciremos otra vez entre el 5% y 10% la intensidad. Este tipo de tratamiento dura aproximadamente entre 5 o 6 minutos, sí hemos hecho las 3 aplicaciones en menos de 5 minutos, repetiremos el mismo procedimiento hasta alcanzar el tiempo mínimo aconsejado.

Este modo de aplicación provoca toda una serie de aferencias sensitivas, siendo capaz de inducir una inhibición intensa del dolor en la mayor parte de las ocasiones. Siempre prestaremos atención a las sensaciones térmicas que experimente el paciente, evitando que sean desagradables, pese a trabajar con intensidades elevadas.

 

DIATERMIA RESISTIVA EN EL TRATAMIENTO DE LA GOTA

Vamos a considerar este tipo de tratamiento como una patología crónica, aunque observemos que el tejido se encuentre levemente inflamado, ello se debe al efecto agresivo que producen los cristales de urato monosódico, por lo tanto nuestro objetivo fundamental es encontrar el modo de facilitar su disolución, para lo cual  precisamos obtener un grado de hipertermia  tal que disuelva los cristales, diminuya la concentración de á. úrico y facilite su eliminación.

Observaremos que el efecto se percibe incluso tras la realización del primer tratamiento, tanto en relación a la disminución del dolor, la inflamación como la mejoría de la movilidad articular. Que se instaure una evolución positiva requiere de varios tratamientos, tras cada uno de ellos la mejora de la sintomatología debe durar más tiempo y la recaida se cada vez menor.

 

Colocación de la placa pasiva: Dependiendo del objetivo fundamental podemos colocar la placa pasiva de diversos modos.

  • Si nuestro objetivo fundamental es provocar un efecto neuromodulador, y reducir así el dolor de forma notable, lo lograremos con mayor eficacia si disponemos la placa pasiva en el lugar correspondiente a la salida de las raíces nerviosas del dermatoma afectado, ello hará que la técnica resistiva recorra todo el tejido nervioso y provoque una serie de aferencias que modularán la señal de dolor. Utilizaremos una geometría longitudinal.
  • Cuando nuestro objetivo es mejorar esencialmente el rango de movilidad articular colocaremos la placa de retorno aplicando una geometría transversal o longitudinal corta. De este modo el calor se elevará de forma más rápida, se incrementará la viscoelasticidad tisular, con ello la posibilidad de lograr una mayor amplitud articular.

Ambas formas de aplicación nos permitirán lograr una mejora de la movilidad y una reducción del dolor, elegiremos una u otra en caso de que queramos prestar atención preferente a uno de los síntomas concretos.

Aplicación del electrodo resistivo: colocaremos el electrodo mediano resistivo justo sobre la zona qué queremos tratar. Podemos realizar pequeñas movilizaciones sobre zonas próximas. Cuando el calor comienza a ser muy elevado podemos desplazar ligeramente el electrodo a zonas próximas, y de este modo el calor será más fácilmente soportable, en todo caso debemos evitar situaciones en las que el calor sea excesivo.

Tiempo de tratamiento: 10-15 minutos dependiendo de la amplitud del territorio a tratar.

Intensidad: más que hablar de la intensidad o potencia a la que programaremos el equipo de diatermia nos fijaremos en lo que es realmente importante: la sensación térmica que queremos que experimente el paciente a lo largo de la sesión de tratamiento. Cuando tratemos la gota con la modalidad resistiva buscaremos alcanzar sensación térmica grado III (intensa, pero siempre agradable), evitando sensaciones ingratas que inhibirían parcialmente la obtención de los resultados deseados.

Frecuencia: la frecuencia elegida está en función de la profundidad a la que deseemos actuar.

  • Trabajaremos entre 700 y 1000 KHz en articulaciones que no estén muy profundas.

DIATERMIA CAPACITIVA EN EL TRATAMIENTO DE LA GOTA

Suele ser suficiente la utilización de la modalidad resistiva para la obtención de los resultados deseados, no obstante, podemos realizar un tratamiento con la modalidad capacitiva cuando nuestro objetivo sea principalmente potenciar el efecto drenante.

Colocación de la placa pasiva: la colocación de la placa pasiva nos permitirá incidir sobre un síntoma u otro con mayor eficacia.

  • Como ya hemos mencionado con anterioridad, cuando ubicamos la placa pasiva en el origen de las raíces nerviosas del dermatoma aumentamos el efecto neuromodulador, de este modo tratamos los síntomas de la gota, pero al mismo tiempo el calentamiento de amplias zonas produce una activación de las sustancias morfomiméticas y por tanto una reducción notable del síntoma dolor.
  • La utilización de una geometría transversal consigue una mayor concentración de la energía en un área más pequeña, favoreciendo la disolución de los cristales y mejorando la movilidad de la articulación.
  • Al colocar la placa pasiva de modo longitudinal, más cefálica y cercana a las estaciones linfáticas, se activará tanto el drenaje linfático como el venoso.

Aplicación del electrodo capacitivo: lo aplicaremos sobre la zona inflamada por la gota y a lo largo del tríceps sural, en el caso de gota en primer dedo del pie, por ejemplo.

Tiempo de tratamiento: de 10 a 15 minutos, dependiendo de la extensión del territorio a tratar.

Intensidad: intensidad del calor percibido grado II (suave). Evitaremos temperaturas muy elevadas.

Frecuencia: la frecuencia se encuentra relacionada con la profundidad a la que se encuentre el tejido diana y sobre el que deseemos obtener los mayores resultados.

  • Utilizaremos entre 700 y 1000 KHz en tratamientos superficiales, por ejemplo, en gota de primer dedo del pie.
  • 500 KHz cuando tratamos la gota en rodilla, por ejemplo, o cuando realizamos un tratamiento aplicando una geometría longitudinal.

Somos especialistas en Diatermia-Radiofrecuencia-Tecarterapia.

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Esmeralda Banacloy Fisioterapeuta: 677.47.20.37

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